Opinión

Sobre el origen del fango

EL ENFOQUE 5 DE NOVIEMBRE

Tras el desastre, tras el rio revuelto del fango imparable, se percibe –como ocurre siempre tras los desastres- una voluntad de deslegitimación, de impugnación, de ajuste de cuentas. Se trata de una voluntad organizada en sus objetivos, pero autónoma en sus actuaciones, que moviliza miles de espontáneos en un ejército de seguidores inconscientes que proclaman que el caos ha llegado. Antes ese populismo destructivo anidaba en la izquierda radical, antes (antes del casoplón y el descubrimiento de los privilegios de la casta), quien mejor definió el caos fue el leninista Iglesias, citando al eunuco Varis de Juego de Tronos: “El caos es una escalera que lleva al poder”. Antes –antes del fracaso de las revoluciones latinoamericanas- el caos era el instrumento de la revolución, y fueron ellos –los revolucionarios- quienes lo importaron como estrategia política en la España del 11-M: escraches, jarabe democrático, patear policías, incendiar las calles… Pero la izquierda comunista revolucionaria también se ha hecho mayor y burguesa: hace tiempo que prefiere su pequeña cuota de despachos, moqueta, coche oficial y tediosas sesiones de parlamento, que los peligros y sudores de la revolución callejera. Ahora que la izquierda radical y caótica ha sido admitida a la mesa de poder, ahora que no le duelen prendas de aliarse con la derecha secesionista para sostener gobiernos en los que medrar, es la derecha excluida, la derecha fascistona y populista, la que recurre al caos, la que se organiza en protestas y algaradas, la que maneja las redes como una lata de queroseno, la que fabrica fango y golpea con él a quienes mandan. Por supuesto, cuando les sale mejor es cuando cuentan con gente herida, maltratada, indignada… Lo mismo que hizo Podemos, cuando proclamó que el miedo había cambiado de bando: aprovechar la indignación social ante el fracaso, la incapacidad y el cinismo del poder. Las mentiras y falsedades que pululan por las redes, buscando provocar angustia primero y odio después, son hoy producto de esa derecha radical que ha copiado las estrategias de guerras de redes y memes incendiarios en las que antes los podemitas eran campeones. Nada nuevo bajo el sol.