Sociedad

"El sistema de acogida de migrantes menores en Canarias no es sostenible"

Desde CEAR Canarias se asegura que con más de 5.000 niños y niñas en los centros de las Islas actualmente, "no existe prácticamente capacidad operativa para hacerlo bien" y la "única medida política viable en migración es establecer un modelo vinculante de redistribución en todo el territorio nacional"

Juan Carlos Lorenzo, CEAR Canarias, explica el panorama invernal con la llegada de migrantes

Juan Carlos Lorenzo, CEAR Canarias, explica el panorama invernal con la llegada de migrantes

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Las Palmas de Gran Canaria

Canarias ha empezado el mes de noviembre con cifras realmente dramáticas en materia migratoria, con más de 3.100 personas rescatadas en Lanzarote, El Hierro, Fuerteventura y un recuento de víctimas mortales de alrededor de sesenta personas. Una realidad que, a tenor de las opiniones de expertos en la materia, no parece que vaya a cesar a corto o medio plazo. Desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado en Canarias (CEAR), se asegura que “habrá un aumento de personas que llegan en estas condiciones dramáticas, lamentables y arriesgadas. Desgraciadamente hay mucha gente que está perdiendo la vida”.

A pesar de que los datos de llegadas de migrantes en octubre dio un cierto respiro, Juan Carlos Lorenzo, coordinador de CEAR en Canarias, considera que “el mes de noviembre ha comenzado de forma impactante” y “que esta situación va a continuar en una ruta canaria que sigue siendo una de las más letales del mundo, donde las personas asumen un riesgo máximo”. Las posibles razones de este aumento sería entender por qué la gente se desplaza forzosamente y en estas condiciones tan angustias y tan dramáticas. A ello, habría que añadir una situación grave de empobrecimiento y la convulsión socio política en la zona de Sahel (añadiendo el conflicto bélico de Mali). Todo ello, afirma Lorenzo, provoca que “las personas se vean en situaciones de desprotección de horizonte vital y eso hace que no podamos parar esta movilidad humana. Lo que tenemos que hacer es gestionarlo y abordarlo. La realidad es que hay otras rutas que están cada vez más blindadas y funcionan como vasos comunicantes”.

Sistema hostil para 5.000 menores migrantes

“El sistema no es sostenible. No existe prácticamente capacidad operativa para hacerlo bien, creo que el sistema es hostil, tanto para los niños lo primero como para las organizaciones sociales que gestionan el sistema de protección, y para las instituciones y la propia sociedad”, advierte Lorenzo, ya que según la visión de CEAR estamos viendo un sistema que no puede ser ordenado y es incapaz de abordar las necesidades educativas y de inclusión social de la infancia no acompañada.

Lorenzo avisa que “el sistema se está limitando con carácter general a la cobertura y necesidades básicas y a cuidar la convivencia y a aquellos menores que están por debajo de los 16 años en que la escolarización es obligatoria, pues a insertarlos escolarmente. Hay alrededor de 2.800 menores escolarizados, pero ¿qué sucede cuándo son mayores de 16 o los recursos están tan sobredimensionados que no puedes trabajar con ellos de una forma más personalizada, sobre todo cuando cumplen la mayoría de edad?”.

CEAR considera que el foco se está centrando en lo que puede ser prioritario o de emergencia, pero no se está pendiente de abordar con la misma intensidad cuando los niños salen del sistema de protección al cumplir dieciocho años y pueden quedar en una situación “de exclusión social brutal que no podemos permitir”.

La Ley de Extranjería, al segundo plano de la actualidad

“Podemos entender que la agenda política tenga una prioridad, con lo que pasa en Valencia, pero hay que mantener la intensidad, ya que la única alternativa viable es un modelo vinculante de redistribución de menores en todo el territorio nacional. Es la única medida política de medida migratoria que puede ser sólida y duradera para cambiar, oxigenar y racionalizar el sistema”, sostiene el coordinador de CEAR.

Nacionalidades predominantes en solicitudes de asilo

Según los datos del Ministerio del Interior en el mes de septiembre, se habían recibido 5.800 solicitudes en Canarias. El año pasado en total, fueron 8.700, por lo que “estamos un poco por debajo de esas cifras y las nacionalidades principales son preferentemente Venezuela, Colombia, Cuba, también países de centroamericanos y no aparece entre los primeros puestos las solicitudes de países de África”.

El coordinador de CEAR en Canarias afirma que, aunque sorprenda, tiene mucho sentido puesto que “las personas africanas que están siendo acogidas en los recursos de atención humanitaria a lo más que han llegado a la manifestación de voluntad, pero no formalizadas”. Entonces, lo que ocurre es que “cuando son trasladadas a recursos de la Península deberían continuar con su proceso de solicitud de asilo y de alguna forma tener un procedimiento lo más normal posible. La clave está en garantizar que pueda formalizar su solicitud de asilo en la Península y no sabemos si se está haciendo con las máximas garantías o no”.

Perfiles de los demandantes de asilo

Los perfiles que más demandan asilo en Canarias son los de familias monoparentales con niños a su cuidados de países latinoamericanos, pero también jóvenes, principalmente malienses, “que tras estar en el sistema de protección y al cumplir la mayoría de edad y tienen una solicitud de asilo pendiente de resolverse. Muchos de ellos vienen a vivir con nosotros y, ahora mismo, muchos de los recursos que gestionamos están volcados en personas de dieciocho y veinte años. Un reto para afrontar y gestionar la juventud, cuando siempre estamos acostumbrados a personas adultas y nos hace plantearnos los procesos de integración”, asegura Lorenzo.

 
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