A vueltas con el gas

Las Palmas de Gran Canaria

Somos especialistas en Canarias en montar carajeras cada vez que se pone un proyecto sobre la mesa. Es tanto el ruido, que terminamos por no saber ni sobre qué debatimos. No se aportan datos y argumentos, informes o análisis. Se responde desde las visceras de cada uno, desde las percepciones de cada colectivo. Y todo ello en un lenguaje y tono nada conciliadores. Como si la verdad de cada parte fuera la única VERDA VERDADERA, sin matiz alguno. Con denuncias genéricas sobre empresarios especuladores que compran voluntades (políticas o mediáticas). Y en el otro lado, los puristas, los soñadores, los auténticos defensores de esta tierra.

Y así vamos, como gallos de pelea, dándonos picotazos unos contra otros. O como perros: ladrándonos en lugar de hablarnos, ya sea sobre el turismo, el suelo o el gas. Otra vez gas sí O gas no. Como hace dos décadas, cuando frenamos esta energía imprescindible para transitar hacia un modelo más sotenible. Como diría Sabina: ruido y ruido. Demasiado ruido. Y ahí seguimos, a punto del entrar en el segundo cuarto del siglo XXI quemando fuel. Simple y llanamente absurdo. Reconozcamos al menos que somos una sociedad absolutamente inmadura.