Sobre las compras de la pandemia
EL ENFOQUE 26 NOVIEMBRE
Canarias gastó el primer año de pandemia cien millones de euros en compras, aprovisionamientos y servicios, en los que prácticamente la mitad de los recursos se decidieron sin que nadie respondiera de la aprobación de las adjudicaciones, y se contrataron sin respetar la legalidad –ya bastante laxa para los parámetros públicos- establecida para la emergencia. Lo que define esas compras que hicieron el agosto de los Raycos, los Koldo y los Lucas Bravo, es que se realizaron por indicación directa del Comité de Emergencias presidido por el presidente del Gobierno, y además -una parte muy considerable- se contrataron a empresas que nunca habían vendido material al Servicio Canario de Salud. Dicho con menos rodeos: millones de euros de dinero público fueron a parar, sin control legal alguno, a manos de empresas señaladas o elegidas a dedo por el poder político del momento, a las que como la del primer ‘caso Mascarillas’, por ejemplo, se adelantó un dinero del que nunca ha vuelto a saberse nada,
o se pagó muy por encima del precio razonable en aquellos momentos [un caso: mientras los hospitales compraron batas a cuatro euros por unidad, el Servicio Canario de Salud pagaba por ellas catorce euros].
De resultas de lo declarado ayer en la Comisión de Investigación, sabemos que la intervención delegada del Servicio Canario de Salud, denunció desde el primer momento las irregularidades de la licitación recibiendo del Gobierno la instrucción irrevocable de que el criterio utilizado era el correcto en tiempos de pandemia. Cuando la pelota se agigantó, y la Audiencia de Cuentas detectó las irregularidades, el PSOE y Nueva Canarias bloquearon la aprobación del informe de la Audiencia, aprobado finalmente hace unos días. ¿Cuáles son las empresas señaladas en ese informe? No son las que tradicionalmente habían proporcionado material al Servicio Canario de Salud, las empresas acreditadas por años de relación con la administración. Son la del pibe de Arucas que vendía coches usados y cobró cuatro kilos sin haber entregado nada, o la que le recomendó a Torres Koldo García, las empresas del corruptor Aldama, las que pagaron comisiones y canonjías al ejemplar Koldo, al leal Ábalos, las empresas del “no le pongo cara” Tapia y otras más que ya se irá sabiendo (o no). Blanco, líquido y en botella… suele ser leche.