Opinión

Sobre el congreso del PSOE

Foto de familia de la recién elegida Comisión Ejecutiva del PSOE, con el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala (segunda fila por la izquierda) / PSOE.

La reducción de la ejecutiva del PSOE ha permitido una purga que ha dejado fuera a los castellano-manchegos de Page, y que ha traído la sorpresa de sustituir en la secretaria federal de Sanidad, a la ex ministra Carolina Darias a la que han cambiado por el palmero Kilian Sánchez, que durante el Covid estuvo de director general de Sanidad con Torres. Podría ser un mensaje a Darias, que ha sonado alguna vez como posible sustituta de Torres. O podría ser sólo que no hubiera cama para tanta gente tras la reducción de la ejecutiva: a Nira Fierro, que estuvo en la Mesa del Congreso, la pintaban ya en la delegación canaria como flamante secretaria federal, pero se quedó fuera. Otra vez será. Pero Tenerife se queda fuera. Luc André Diouf sí sigue en la Ejecutiva. Repitieron los leales de siempre, y entraron nuevos, como la delegada del Gobierno de Valencia, que promete dar más juego en lo del Dana.

En materia práctica el Congreso ha dado poco de sí: la esperada defensa a muerte y cierre de filas alrededor del secretario general, sazonada con una nueva vuelta de tuerca al lawfare, esta vez a cargo de Cerdan, y un nuevo episodio de la pelea entre feministas y queer, que en el PSOE han ganado las feministas. Es una victoria pírrica después de cuatro años de leyes LGTBIQ+, que no se yo si tendrá mucha marcha atrás. Parece más un dó de pecho del feminismo sociata frente al feminismo podemita, que no se si llegará muy lejos. También dio el Congreso para un apaño sobre financiación, con un texto que consigue colocar bilateral y multilateral en el mismo párrafo, que ya es decir. Y para rematar, el discurso de Sánchez con el anuncio fetén: va a crearse una empresa pública para construir las 200.000 viviendas que prometió. En todos los discursos es bueno meter un chiste.