El puto amo
La opinión de Juan Carlos Castañeda: "El puto amo"
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Afirman que las sagradas escrituras dicen que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos.
Hoy los ruidos mentales me dieron por aquí, al leer que una plataforma animalista solicita que se deje utilizar a los dromedarios como transporte de los turistas y visitantes que deambulan por nuestros parques nacionales.
Secundo la iniciativa, porque establezco un paralelismo entre los trabajadores reventados por sus empresas y los camellos obligados a laborar a jaquimazo limpio.
Es más, ahondo en esta cuestión relativa a los camélidos porque leo en la prensa, que de manera provisional, un empresario canario ha sido condenado por quedarse y en consecuencia, no devolver, la lancha que era propiedad de su empresa.
Me resulta llamativo el caso, porque me pregunto que se estaría diciendo de un trabajador que por ejemplo se llevara el jaguar de su jefe para pasear a sus familiares con aires domingueros camino de los guanchinches por esas vías tan empinadas que contribuyen a que las viandas a probar nos resulten más sabrosas. Y es que está demostrado científicamente que cuanto más cuesta arriba esté un guanchinche, más empeño le ponemos los tinerfeños en hacerlo propio de nuestra ruta gastronómica.
Pero volviendo a los camélidos: ¿cabrán, me pregunto, por el ojo de la aguja bíblica, el rico y la lancha que se quedó como algo propio y que era propiedad de la empresa?
Los caminos del Señor son inescrutables y los caprichos de los ricos y sus lanchas, suyas entre comillas, son imprevisibles.
También me pregunto si existe diferencia entre el currante desviado que se levanta objetos de su furgón de reparto y quien se mama la lancha de sus compañeros de sociedad.
Son dudas existenciales que me matan. Que me traen a malvivir. Tanto como la polémica levantada por la definición del ministro Óscar Puente, que ha dicho de Pedro Sánchez, en un acto puro de misticismo político, que Pedro Sánchez es el “puto amo”.
Me gustan estos congresos con aromas búlgaros...honor y pleitesía al jefe supremo, es decir, al puto amo.
Este país está jodido de verdad.