Enésimo golpe arbitral al CD Tenerife

Santa Cruz de Tenerife

Los resultados del resto de competidores habían activado las ilusiones de toda un afición, que se prestaba a seguir con atención y nervios la cita de Riazor ante el RC Deportivo de La Coruña. Porque, ya se sabía, para el CD Tenerife las únicas cuentas pasaban por regresar de tierras gallegas con los tres puntos. Con Mellot de central y Aarón Martín en la medular, Cervera volvería también a apostar por Maikel Mesa como estilete ofensivo, A por todas, salió el cuadro tinerfeño, con presión alta y acogotando al Dépor desde el pitido inicial, aunque asumiendo riesgos, que era lo que buscaba, aprovechar cualquier ventana abierta para sorprender la meta de Édgar Badía. Solo le faltaba al Tenerife ajustar su presencia en el área rival y poder generar más daño al rival una vez superada su primera línea.

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Otra vez el VAR y los árbitros

Minuto 24: Disputa de balón en el área deportivista y el meta local empuja a Diarra desentendiéndose del balón y derribando al maliense. Rápidamente el colegiado Óliver De La Fuente Ramos hace el gesto de que siguiera el juego. Minuto 39, una escaramuza de Luismi Cruz acaba con el gaditano cayendo tras la entrada del defensa deportivista. Jugada que, inicialmente, el árbitro decreta tarjeta amarilla para el jugador blanquiazul por simulación, aunque a renglón seguido desde la sala VOR se avisa al colegiado para que revise la acción, y tras visualizar en el monitor se reafirmó en la misma decisión, cuando ya Maikel Mesa tenía la pelota lista para el lanzamiento desde los once metros. Otra vez lo mismo: una consulta con el VAR y nunca la moneda caía del lado blanquiazul.

Había que reponerse, y para la segunda mitad, había que apostar más fuerte para buscar con más ahínco la victoria. Le costó un rato reactivarse al combinado de Cervera, pero fue a raíz de los cambios, con Gallego y Cantero en escena, cuando volvió a apretar el CD Tenerife a un Deportivo con dudas. Empujaba y empujaba el Tenerife y la tuvo, muy clara, en el minuto 80 con un mano a mano que tiró al cuerpo de Leite y se esfumó la opción del cero a uno y al tiempo las opciones de triunfo de un equipo que se dejó el alma y enrabietado con el colegiado... otra vez.