La Liga
El CD Tenerife alarga su agonía con otra decisiva intervención arbitral
1-1: El colegiado anuló un gol a Maikel Mesa por supuesto empujón a un rival y el empate a uno sabe a muy poco.
Santa Cruz de Tenerife
Cervera ya había advertido de lo difícil de la misión con seis jornadas por disputar. Pero en el entorno del CD Tenerife flotaba el milagro de apurar las opciones, por mínimas que fueran, aunque todo pasaba por derrotar al Eibar en el Heliodoro y esperar al resultado del derbi aragonés que se jugaría después. El casos es que el 1-1 final deja un sabor amargo y sobre todo con el enfado mayúsculo por otra actuación arbitral clave en contra de los intereses del Tenerife.
No fue un buen inicio del Tenerife, que además a los 14 minutos se encontró con el gol del Eibar obra de Gurutzeta, que llegó mientras se reclamaba en la otra área un derribo a Bodiger que finalmente ni árbitro ni VAR consideraron como penalti. Estaba frío y apático el equipo de Cervera, que no tenía ni la intensidad ni el juego adecuado para lo que había en juego. Pudo empatar poco después Enric Gallego, solo en el punto de penalti, y que no supo aprovechar el regalo defensivo del cuadro vasco. Mala presencia de un Tenerife desconectado que sufría por falta de precisión y exceso de tensión y se fue al descanso perdiendo y con malas sensaciones.
Remontar o se acabó
Sacó Cervera del campo a David y entró César como primer movimiento de cara a buscar mejoría en los suyos. No obstante, la frialdad seguía invadiendo todos los rincones del Heliodoro y de los más de 14.000 aficionados asistentes a una tarde de fútbol modorro en Santa Cruz de Tenerife. Nada cambiaba tras el paso por el vestuario y se asomaba al precipicio a velocidad de vértigo. Minuto 60 y Teto junto a Maikel Mesa fueron las siguientes piezas usadas, con media hora por delante y sin soluciones en el terreno de juego. No podía faltar la intervención arbitral y esta llegó en el minuto 67, cuando fue anulado el gol de Maikel Mesa al interpretar empujón del delantero sobre un defensa. Esto encendió la mecha de un público harto de tanto perjuicio semana tras semana. Cánticos, bronca y ruido de una afición harta. Así y todo empataría Enric Gallego en el minuto 83 y dio esperanzas para la remontada. Había que intentarlo y agotar todas las opciones
