La amenaza real de un apagón global
La civilización, tal y como la conocemos, desaparecería en solo unas semanas en una lucha por los recursos básicos

Santa Cruz de La Palma
Se conoce como ‘Evento Carrington’ y fue la tormenta magnética más intensa de la que hay registro. Sucedió en 1859 y se produjo cuando una gran eyección de masa solar provocó el colapso del telégrafo en Europa y Norteamérica. Entonces la dependencia de la energía eléctrica se limitaba a la comunicación por ese sistema de telégrafo, el resto de la vida cotidiana continuó con la normalidad de la época.
A finales del siglo XIX y aún a principios del XX la electricidad no pasaba de ser una atracción de circo. En pleno siglo XXI la situación es muy distinta. La dependencia de la electricidad está en los asuntos más cotidianos. El agua que llega a los hogares es regulada por bombas controladas informáticamente, ordenadores que dependen del suministro eléctrico. Qué decir de los semáforos o los alimentos conservados en cámaras frigoríficas. Las comunicaciones por satélite, la operatividad de los aviones y otros medios de transporte...sería un viaje al pasado en un abrir y cerrar de ojos. Supondría, en definitiva, una situación de consecuencias impredecibles y sin precedentes precisamente por la dependencia del suministro eléctrico. La civilización, tal y como la conocemos, dejaría de existir en tan solo unas semanas provocando una lucha por la supervivencia, por los productos más básicos y ante un desabastecimiento global con la paralización de los transportes que hoy se rigen por satélites y equipos electrónicos.

Policías y transeúntes frente a la fachada de una tienda dañada, saqueada tras el apagón de Nueva York, Brooklyn, Nueva York, 14 de julio de 1977. (Foto de Robert R. McElroy/Getty Images) / Robert R. McElroy

Policías y transeúntes frente a la fachada de una tienda dañada, saqueada tras el apagón de Nueva York, Brooklyn, Nueva York, 14 de julio de 1977. (Foto de Robert R. McElroy/Getty Images) / Robert R. McElroy
Un viaje al pasado
La fuerza de estas llamaradas solares podría afectar directamente a los satélites, sus sistemas de comunicación, cambiando sus trayectorias y generando un caos que modificaría radicalmente la forma en la que nos comunicamos cada día. Sin siquiera poder determinar el tiempo que sería necesario para recuperar lo que hoy contemplamos como cotidiano.
Todo aquello que no requiera del suministro eléctrico se convertiría en un elemento codiciado. A diferencia de un apagón o cero energético, en el que se activan los protocolos de actuación establecidos y su recuperación se puede lograr en cuestión de horas, las consecuencias derivadas de una tormenta magnética son del todo impredecibles. Imaginar una sociedad sin suministro eléctrico durante semanas o meses dibuja una imagen de ciencia ficción que está más cerca de lo posible que del cine. No en vano hay satélites que vigilan y estudian nuestro Sol de manera permanente, precisamente para advertir de situaciones que se pudieran dar y activar las posibles medidas. La luz del sol tarda ocho minutos en llegar a nuestro planeta, pero las ondas electromagnéticas requieren de entre dos y tres días para llegar a la atmósfera terrestre, esto daría algo más de margen para actuar.

Apagón masivo en Vigo / Javier Caride

Apagón masivo en Vigo / Javier Caride
Comportamiento de supervivencia
Algunos de los satélites afectados, que son miles los que orbitan nuestro planeta, podrían sufrir daños provocando su pérdida de estabilidad y caída. Esto supondría una lluvia de basura espacial indiscriminada. Una situación apocalíptica, y sería oportuno también analizar el comportamiento humano ante una situación como esa, sin precedentes, y un futuro incierto. No hace tanto, en plena pandemia, se desató una ola de urgencia por acumular papel higiénico, harina o aceite. En una situación en la que se garantizaban los suministros, los supermercados permanecieron abiertos, las comunicaciones se mantenían y había acceso a dinero en efectivo además de poder hacer uso de las tarjetas de crétido. Pero ¿qué sucedería si esto no fuera posible?
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¿Estamos preparados? Ya ha sucedido
No es una especulación ni sale de un guion de Hollywood. En mayo de 2024 una serie de tormentas solares permitió la observación de auroras boreales en lugares tan poco habituales como México o Canarias. Fue la tormenta solar más intensa en décadas. Estos fenómenos son producto de llamaradas solares que tienen lugar en la superficie solar expulsando al espacio partículas electromagnéticas que llegan a nuestra atmósfera provocando ese espectáculo de las auroras boreales. Hasta aquí todo normal. Son uno de los fenómenos más llamativos y conocidos de la naturaleza, sin embargo, si se dieran en una magnitud superior a lo habitual las consecuencias serían imprevisibles. Eso sí, afectarían a la vida cotidiana de todo el planeta. Así lo explicó la astrofísica del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Alejandra Coded, tras las auroras boreales vistas en mayo de 2024. “Ahora mismo estamos en un máximo de actividad solar” y en días previos se advirtieron “entre el 8 y el 9 de mayo una serie de explosiones en una zona de manchas solares que ya se estaban observando por que veíamos que apuntaba maneras”. Y es que hay satélites que permanentemente están vigilando la actividad solar en previsión de situaciones como estas.

Metro de Madrid cerrado a consecuencia del apagón 2025 / Anadolu

Metro de Madrid cerrado a consecuencia del apagón 2025 / Anadolu
El sol experimenta ciclos de mayor actividad cada once años y estamos en ese momento, de hecho, se espera su máximo de actividad para julio de 2025 por eso es necesario su observación permanente. Es uno de los proyectos científicos que velan por las amenazas planetarias. Pero ¿qué sucedería si se produjera hoy un ‘Evento Carrington’? Alejandra Coded explica que “no lo sabemos muy bien pero sí que interferiría en el tendido eléctrico y podría afectar mucho a nuestra vida, entonces, si ocurriera esto, tendríamos unos días para prepararnos. Seguramente tendríamos que desconectar la red eléctrica, los aparatos y esperar a que pasara la tormenta”. ¿Cómo lo afrontaríamos?, “pues eso no se lo sé decir, porque yo conozco más sobre el Sol que de cómo se afrontaría esto. Pero sería la primera vez que ocurriría desde que tenemos la era de la electricidad, no sé si hay alguien que sepa exactamente las consecuencias que tendría y cómo se podría paliar”. Afloran las imágenes de una pandemia en la que los supermercados fueron asaltados ante la incertidumbre. Pero había supermercados, había suministro eléctrico, había comunicaciones.

Medio centenar de personas han dormido en la estación de Adif de Alicante

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La tormenta solar de mayo de 2024 fue intensa, pero no lo suficiente como para afectar a la vida cotidiana en nuestra planta, “por eso es importante y tenemos que seguir monitorizando”, explica Alejandra Coded. Es la Ciencia aplicada a la observación sobre potenciales peligros para el planeta. Amenazas que están ahí, que ya se han experimentado y, por lo tanto, pueden volver a suceder. ¿Estamos preparados?




