Sociedad

Aparece un tiburón en una piscina de Gran Canaria

El municipio en el norte de la isla recibe la visita de un turista inesperado, una cría de escualo se cuela y las autoridades locales esperan que se marche con la pleamar

"El tiburón mide cerca de un metro": Raúl Afonso

Las Palmas de Gran Canaria

Esta mañana amanecía sin sobresaltos en el norte de Gran Canaria, hasta que el mar decidió hacerse notar, con un oleaje tremendo. En las piscinas naturales del Altillo, en el municipio de Moya, un visitante inesperado apareció entre las aguas calmas: una cría de tiburón.

El animal, de algo más de un metro de longitud, fue grabado por varios vecinos que no salían de su asombro al verlo moverse lentamente entre las rocas sumergidas y las olas que apenas rompían sobre el muro de piedra. A las 9:10 el servicio de emergencias del 112 recibió la llamada de alerta tras detectarse su presencia.

No es una criatura agresiva ni un escualo de proporciones épicas, pero su mera presencia despierta curiosidad. La Policía Local ha acudido al lugar, ha balizado la zona y confirma que no existe peligro para la ciudadanía. Técnicos del Cabildo de Gran Canaria también se han desplazado hasta la costa para identificar al tiburón y estudiar su estado. Según los primeros análisis, se encuentra con vida y en relativa calma, aunque desorientado tras quedar atrapado en esta especie de "acuario natural".

Este tipo de avistamientos, aunque infrecuentes, no son completamente extraños en las costas canarias. La biodiversidad marina del archipiélago es amplia y variada, y en ocasiones, la frontera entre lo salvaje y lo urbano se difumina con un golpe de marea.

"También tiene derecho a usar la piscina"

El alcalde del municipio, Raúl Afonso, ha comentado que "mide cerca de un metro" y que se espera que "salga por sus propios medios sobre las 15:30 horas, coincidiendo con la pleamar. Ya ha pasado en otras ocasiones con alguna manta, esta vez es la primera con un tiburón. Vamos a ver si sale solo o veremos cómo actuar". En tono jocoso, el responsable ha comentado que "también tiene derecho a usar la piscina y esperemos que salga solo".

El verano pasado, en junio de 2024, la presencia de tiburones en la costa de Gran Canaria generó alarma entre los bañistas y llevó al cierre temporal de tres playas: Melenara, Salinetas y San Agustín. Los avistamientos incluyeron al menos un tiburón martillo, una especie que, según expertos, rara vez representa una amenaza para los humanos.

El doctor David Jiménez Alvarado, investigador del Instituto Ecoaqua de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, explicó que estos tiburones suelen acercarse a la costa en busca de alimento o durante su época de cría. Aunque pueden morder, los incidentes son extremadamente raros. Jiménez comparó el riesgo con el de otros animales salvajes, señalando que "es más probable que nos muerda un perro".

A nivel medioambiental, los expertos alertan de que el acercamiento de ciertas especies marinas a la costa puede estar relacionado con múltiples factores, entre ellos el calentamiento del agua, la sobrepesca en alta mar o alteraciones en los ecosistemas submarinos que modifican las rutas de alimentación de estos animales. Por tanto, la presencia de tiburones debe analizarse también como un posible síntoma de cambios más profundos en el entorno marino, lo cual plantea retos relevantes para la gestión sostenible de los espacios litorales y la conservación de la biodiversidad.

Y así, en un rincón de Moya, lo que iba a ser un día normal, se ha convertido en noticia que el océano sigue teniendo la última palabra.