Insostenibles e inaguantables
A mi manera de ver. Manuel García Déniz

Insostenibles e inaguantables: A mi manera de ver, con Manuel García Déniz
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Arrecife
Cada vez que oigo decir que Lanzarote es un ejemplo de sostenibilidad, sé que tengo delante a un propagandista de tercera división o a un político que juega en la misma liga.
Lanzarote no puede ser un ejemplo de sostenibilidad porque no se atiende ninguno de los factores estratégicos que darían garantías de calidad de vida sin comprometer la conservación de su territorio. A lo más que podemos llegar en estos momentos es a entrar en la senda de la sostenibilidad: que consiste en empezar a tomar medidas, afrontar inversiones y mejorar servicios para transformar esta caótica realidad que solo ha pretendido facilitar que los especuladores y vividores de todo pelaje ganen más dinero.
Hay que partir del hecho que Lanzarote es una isla preciosa. De una belleza singular e inmensa y de una fragilidad incuestionable también.
Sus espectaculares paisajes, su exquisita temperatura, sus playas y su patrimonio histórico despiertan sensaciones únicas e invitan a experiencias inolvidables. Precisamente ese el gran valor de Lanzarote. Junto con su gente. Y, por eso, hay que hacer un esfuerzo para conservarlo.
Atacar ese patrimonio que sostiene nuestra economía es un claro ejemplo de insostenibilidad. Aunque se haga diciendo que se está defendiendo. Aunque se haga mintiendo con carita de santo angelical.
Si el sostén de nuestra economía es esa belleza intrínseca de la isla, que atrae a los turistas y le da experiencias únicas, no se explica que se quiera poner en riesgo su conservación precisamente para traer más turistas.
No tiene demasiado sentido plantear hacer más carreteras, llenar de más coches la isla o permitir que los turistas pasen a copar todo el territorio sin importar si está protegido o no. Tampoco tiene demasiado sentido querer cubrir los paisajes con más inmuebles, ya sea para bares, bodegas, viviendas vacacionales o caprichos de los de siempre.
De nada sirve hablar de sostenibilidad mientras se crece sin tino, se profundiza en las desigualdades y se mete en Lanzarote miles de residentes más sin las mínimas garantías de mejor calidad de vida para ellos y para los que ya están en la isla.
Tampoco se puede hablar de sostenibilidad si hemos empeorado la capacidad de producción y distribución de agua, dejando pueblos sin agua días enteros. Tampoco se puede hablar de sostenibilidad si no somos capaces de apostar de forma decidida por una energía alternativa.
Cosas así, son las que nos marcarían un camino hacia la sostenibilidad, la responsabilidad económica, social y medioambiental. Pero en esa dirección, lejos de avanzar, estamos peor que antes. Los ratios empeoran año tras año.
Agua, energía, saneamiento y el transporte público muestran indicadores mucho peores que hace unos años. En algunos casos, el simple aumento de la demanda los deja en peor lugar. En otras, es todavía peor: hay más demanda y menos oferta. Patético.
Si le oye decir a alguien que Lanzarote es una isla sostenible, tenga por seguro que no tiene ni idea de lo que significa sostenible. Y dudo mucho también que conozca bien Lanzarote. Salvo que sea un político o un propagandista, que esos están acostumbrados a decir lo contrario de lo que saben por su propio beneficio. Y esos no solo son insostenibles, sino también inaguantables.

Manuel García Déniz
Periodista y director de Elperiodicodelanzarote.com. Apasionado del periodismo. Sus grandes pasiones...




