"Dos años no son nada"

Arrecife

Se cumplieron dos años. Ya han pasado dos años desde que se celebraron las elecciones locales. Y faltan otros dos. Estamos en el ecuador. En el punto en el que se pasa de afrontar los temas más delicados a intentar finalizar los proyectos y venderlos electoralmente. De un periodo que debe ser restrictivo a otro expansivo. Pero eso es solo la teoría. En la realidad, llevamos dos años de mucho despilfarro, poca organización y nada nuevo.

Si nos preguntáramos qué hay de nuevo o qué se espera que se inaugure en los dos años que quedan de mandato, nos sorprenderíamos de la dificultad de contestar esa pregunta. O lo fácil que sería: han pasado dos años sin que se vea nada nuevo.

Y es verdad que dos años no son nada, pero es que llevamos así casi todo este cuarto de siglo. Y, por supuesto, no hay datos que nos inviten a ser optimistas con esos dos años más que quedan para que se vuelvan a celebrar elecciones locales.

Es verdad que el Ayuntamiento de Arrecife ha sabido colocarse a la cabeza a la hora de crear expectativas. La aparición del nuevo alcalde popular y el buen funcionamiento del pacto del PP con Coalición Canaria, parece que han servido para que se empiecen a hacer cosas en la capital.

No son de gran relumbrón y, a veces, el despilfarro tan propio del Cabildo de Lanzarote en este mandato parece que se proyecta también en Arrecife, con más espíritu festivo que inversor. Pero, aun así, se le ve activo y con ganas de hacer cosas.

En cambio, en sitios como Tinajo o Haría siguen enterrados en la rutina sin que se les vea señales de cambiar una realidad que se mueve bajo otros parámetros.

En el caso de Teguise, tampoco parece que la nueva alcaldesa le haya dado el impulso necesario a un municipio que todavía está sumido en el que fuera decepcionante tercer y último mandato de Oswaldo Betancort como alcalde.

Ni ella ni su pacto tripartito parece que hayan sido suficientes para ilusionar a los vecinos proyectando un cambio de dinámica. Quedan dos años, pero la cosa se muestra muy compleja.

Los gobiernos socialistas de Tías y San Bartolomé, juegan sin arriesgarse mucho a mantener esa posición de poder que tienen en municipios abonados al voto socialista. Se ve más actividad en San Bartolomé que en Tías, pero los dos caminan con pies de plomo porque intentan, sobre todo, no romper el tablero de relaciones vecinales y sociales en los que asientan sus dominios. No habrá muchos cambios ni inversiones, más allá de cositas muy concretas.

También en Yaiza, el gobierno monocolor de UPY aspira a consolidar su mayoría absoluta. Ha tenido bajas de concejales, pero las ha superado sin mucho coste. Y tampoco han conseguido en estos primeros dos años vislumbrar grandes proyectos.

Y si los grupos de gobierno han estado más pasivos que activos, tampoco se puede hablar muy bien de las estrategias de las oposiciones para evidenciar la falta de trabajo y resultados. Por lo general, están más entretenidas en sacar cosas muy concretas y casuales que en armar una verdadera estrategia política para evidenciar el fracaso de los que gobiernan. Pasa en casi todas las instituciones, salvando apenas al socialista Marcos Bergaz que mantiene su propia dinámica para aprovechar el ralentí con el que se gobierna Teguise.

Tampoco el PSOE ha demostrado robustez a la hora de criticar la no gestión de Oswaldo Betancort al frente del Cabildo. A pesar de que el Cabildo se mueve en una clara política del despilfarro, el PSOE no ha sido capaz todavía de articular una estrategia sólida que evidencie tanto eso como lo que se deja de hacer por eso. Y corre el riesgo de empantanarse en críticas al pasado, que ya le costó perder el gobierno, en lugar de profundizar en la fiscalización de lo que se está haciendo en estos momentos.

Ya han pasado dos años. Y dos años no son nada. Pero es que ya solo quedan dos años. O sea, nada, para que vuelvan a celebrarse las elecciones y todos amenazan con llegar a la cita electoral sin hacer los ejercicios.