''No existe criminalidad": es la decisión de un juez sobre un hotel okupado en el sur de Tenerife

Adeje

Alrededor de 300 personas en un hotel de 92 habitaciones. Es el Grand Hotel Callao Sport que abrió sus puertas en 2009 y tras cerrar por la pandemia en 2020 se puso en venta hasta febrero de este 2025 cuando fue tomado por cientos de okupas. La propietaria tras múltiples denuncias ha agotado todas las vías y asegura que la inseguridad que ha generado en el entorno ha hecho que se convierta en un problema social. En lo que queda del Hotel Callao viven familias con niños pequeños incluso alguna mujer embarazada.

Todo estaba orquestado

Desde que saltaron las alarmas, acuden dos agentes de la Guardia Civil al complejo y se encuentran con doce personas que rompen cámaras de seguridad y empiezan a destrozar el hotel, según explica la propietaria, Margarita Domínguez. En ese momento consiguen detener a dos aunque uno se les escapa y al día siguiente los propietarios se acercan a identificar a los okupas. "Seguimos insistiendo llamando a la Guardia Civil las siguientes horas pero nos dan largas y en 48 habían más de 50 personas", explica Domínguez, que advierte que todo estaba preparado. De hecho, la propietaria asegura que la idea es convertirlo en un negocio, "venden habitaciones hasta por 3.000 euros, hay gente que solo viene a pasar un fin de semana y otros de manera indefinida y montan cocinas con bombonas de gas dentro".

En un primer momento intentaron contactar con la Guardia Civil y con el GRS, el cuerpo de élite de la Guardia Civil y luego preguntaron a Desokupa. Esta última les pedía tener otro alojamiento alternativo para todas esas personas.

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''No existe criminalidad"

Por la vía penal, el juez determinó que no existe criminalidad para implantar una medida cautelar de desalojo preventivo, a pesar de que "las ambulancias entran en escoltadas por la Guardia Civil cuando se producen altercados", explicaba Margarita Domínguez. Además, el juez ve el desalojo "exagerado" para la situación y exige identificar a todos los okupas, uno a uno. Todo esto, teniendo en cuenta que son alrededor de 300 que además no están permanentemente y cada cierto tiempo van cambiando. "Ellos tienen derecho a escucharse en sede judicial, lo que supone que hay que asignarle a cada uno de ellos un abogado de oficio, no sé de donde sacarán a tantos", cuenta la propietaria que incrédula asegura que han presentado un recurso aunque con poca esperanza porque llegará al mismo juez.

"Meten personas vulnerables para que no los pueda echar"

Son muchas las realidades que hay dentro del Grand Hotel Callao Salvaje. Una de ellas es la de familias que han venido desde otros países, buscando una vida mejor y al llegar aquí se han encontrado con tener que pagar una gran cantidad de dinero para poder vivir de okupa en ese hotel. Mujeres embarazadas, niños y familias que aseguran que por las noches se producen reyertas y hasta ellos mismos tienen miedo de salir mal parados.