"El agua y las fogaleras"

Arrecife

Todos sabemos que el agua es uno de los grandes problemas que tiene Lanzarote. En realidad, la escasez de agua es un problema que nos ha acompañado siempre, aunque no siempre de la misma manera. Que lo fuera en los tiempos que dependíamos de las lluvias para tener agua potable, tiene su sentido en una de las islas más secas de Canarias.

Pero lo tenía mucho menos cuando producíamos agua barata a través de la desalinización del agua del mar, en la que fuimos pioneros mundiales. Y, por supuesto, cabrea enormemente que después de esa gran experiencia hayamos caído en el pozo de la incompetencia más absoluta por la corrupción, el desinterés y la ignorancia de unos políticos locales que son incapaces de jerarquizar los problemas y de buscar las soluciones.

En estos momentos, estamos inmersos en una batalla de imprevisibles consecuencias en las que el Cabildo, a través de su brazo ejecutor, el Consorcio del Agua, tiene abierto un expediente con la empresa adjudicataria del servicio para llevar a cabo la resolución del contrato. En definitiva, para quitarle la producción y distribución del agua a Canal Gestión Lanzarote.

Será, sin duda, una batalla jurídica colosal con resultado incierto para las arcas del consorcio, respaldadas por el Cabildo y los ayuntamientos y también de imprevisibles consecuencias para la explotación del agua en la isla.

En un tema de estas características, se espera toda la transparencia posible y la mayor de las alianzas en las esferas políticas para que, lo que haga, no solo se haga bien, sino que además evite costes innecesarios al dar el paso desde lo que hay a lo que habrá en un futuro inmediato.

Pero es todo lo contrario. Los gobernantes del Cabildo se niegan a darle la información del proceso no solo a la oposición en la propia institución, sino que también impiden a sus propios socios en el Consorcio, a los ayuntamientos, conocer cuáles son las alegaciones que ha presentado Canal Gestión Lanzarote a ese expediente que amenaza con dejarle sin su contrato de explotación.

Sorprende más todavía cuando el expediente se aprobó por unanimidad de los miembros del Consorcio, o sea, del Cabildo y de los propios ayuntamientos. Y es que parece que cuando se trata de resolver los problemas, la información no puede fluir con normalidad, como si no se pudiera compartir ni dar a conocer.

En cambio, cuando se trata de guerrear entre ellos, no se escatima esfuerzos ni documentos que airear. Ahí tienen el ejemplo del enfrentamiento por las minutas del abogado de Inalsa donde se dan a conocer documentos, sentencias y cantidades no con el afán de aclarar nada, sino con el propósito de intentar apuntarse victorias políticas y desacreditar al rival.

Está claro que la política lanzaroteña hace aguas, aunque se demuestre que lo que les encanta a ellos son las fogaleras. Aprovechan cualquier oportunidad para hacer una pira y quemar la verdad y quedarse con su relato político.

Y lo hacen con total impunidad, sin importarles que en este caso estemos hablando precisamente de uno los temas fundamentales de esta isla o cualquier otro territorio: el suministro sostenido y de forma sostenible del elemento esencial para la vida como es el agua.

El saber qué cantidad, de qué manera, durante cuánto tiempo y a qué precio vamos a tener acceso al agua no puede ser un privilegio exclusivo de gobernantes, sino que tiene que ser un derecho de todos los ciudadanos. Es que no se está hablando de un chiringuito de cocteles y cubalibres, sino del acceso a un elemento esencial de supervivencia para todos.

¿Pero quién le va a explicar a esta gente que el agua es más importante que sus batallitas políticas? Para ese trabajito, no cuenten conmigo.