Sobre el ‘arrepentimiento’ de Koldo García
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
El enfoque de Francisco Pomares
Koldo García, fontanero mayor del sanchismo, grababa todo. No por nostalgia ni afición al archivo. Lo hacía por supervivencia. Sabía demasiado, participaba de todo y no confiaba en nadie. Su colección de audios era su seguro de vida… y ahora, su pasaporte a convertirse en arrepentido judicial. Como su socio, el empresario Víctor de Aldama, cuyas revelaciones se han confirmado una a una, Koldo se prepara para hacer lo mismo. Si canta, lo que viene para el PSOE puede ser devastador. Porque el caso ha dejado de ser solo una historia de comisiones, mascarillas o enchufes: ahora apunta al corazón del partido, a su financiación ilegal.
El informe de la UCO, casi 500 páginas, es implacable. Habla de amaños, de favores, de mordidas. Y de dinero que iba “para el partido”. Desde 2012, los partidos pueden ser imputados como personas jurídicas. Y si se confirma lo grabado por Koldo, la imputación del PSOE será inevitable.
El 24 de junio declaran Koldo y Ábalos. Un día después, Cerdán. Lo que empezó como un caso de corrupción en los márgenes, se ha convertido en un terremoto para el PSOE. Sánchez, que intentó desmarcarse en su comparecencia maquillada en Ferraz, acabará atrapado por su propio aparato.
Koldo, obediente y leal hasta que dejó de ser útil, ya sabe que su silencio vale menos que su confesión. Su archivo sonoro es una mina. En todos los sentidos. Y será el nuevo detonante de un proceso judicial que amenaza con hacer volar por los aires al PSOE. El sanchismo, eficaz como maquinaria, ha demostrado ser letal como sistema. Se construyó sobre lealtades personales, no sobre principios. Y cuando todo se desmorona, los antes leales no dudan: se entregan a la Fiscalía.
Koldo lo hará también. No era solo el piloto del Peugeot. Es también su caja negra.




