"Mi vida era llorar y sufrir": las consecuencias de un padre alcohólico y ausente
Crecer en un hogar con adicciones y comportamientos violentos puede condicionar la vida de familias enteras para siempre
Amalia Méndez: una vida de llanto y sufrimiento
Santa Cruz de La Palma
Amalia Méndez corría para esconderse cuando aparecía su padre, especialmente cuando conoció a su pareja, siendo prácticamente una niña. Su vida ha sido durísima, como la mayoría de las mujeres de su generación, que han sostenido con sus manos el techo del mundo. "Cuando aparecía mi padre tenía que esconderme, teníamos que escondernos entre los tomateros", rememora a sus 84 años. Encontrar pareja muy joven le ayudó a emprender una huida necesaria: la marcha de un hogar donde sufrió malos tratos por parte de su padre. "Le tenía un miedo muy fuerte a mi padre, me marché para salir de mi padre", cuenta. Su marido, además de un compañero fiel durante tora la vida, se convirtió en la coartada perfecta para escapar del alcoholismo y los malos tratos de su padre. "Mi suegra era como una madre para mi, era muy buena. Me ayudó muchísimo", rememora.
Sufrir y trabajar de sol a sol
La Canarias que conoció Amalia se parece muy poco a la de hoy. Las familias que obtenían el permiso para plantar un surco de papas en la tierra propiedad de sus explotadores podían considerarse afortunadas. "Mi marido empezó a trabajar en los pozos del agua, en La Orotava, en los tomateros, cuidando cabras", rememora. "También trabajó muchos años construyendo la autopista del sur de Tenerife", añade.
Amalia se levantaba a las cuatro de la mañana para ordeñar las cabras. "Me metía en el cuarto de queso a las ocho de la mañana y no salía hasta por la noche", recuerda una mujer que llegó a producir setenta kilos de queso al día. "La vida mía era llorar, luchar y sufrir", explica. A la pregunta: "¿Hoy eres feliz?", responde resignada: "Soy feliz, si, por un lado, pero por otro...", hay cosas que nunca se van. A pesar de todo, Amalia hoy ha encontrado la serenidad, entre otras cosas, gracias al proyecto de estimulación cognitiva con mayores de Los Llanos y Cruz Roja La Palma con el que colabora.
Las adicciones y la violencia
Ninguna adicción justifica los comportamientos violentos, aunque su vinculación es obvia. "Las adicciones, lo sabemos bien, rompen proyectos, desgarran vínculos, fragmentan familias y generan un dolor silencioso que muchas veces queda oculto", ha explicado el director general de adicciones del Gobierno de Canarias, Fernando Gómez Pamo, durante las jornadas organizadas por la Escuela de Servicios Sanitarios y Sociales de Canarias (ESSSCAN) y la Escuela Preventiva del Cabildo de Tenerife en junio.
El consumo de alcohol, a diferencia de otros factores de riesgo, lleva a cabo un impacto sobre la salud a corto, a medio y a largo plazo. La accidentabilidad laboral y de tráfico, los suicidios y agresiones, entre otras, están relacionadas con el consumo de alcohol. "Cuando las ingestas de alcohol se mantienen con carácter habitual, con frecuencia desarrollan la aparición de problemas de relación en la familia (desestructuración y ruptura familiar, malos tratos), en el medio laboral (pérdida de productividad, accidentabilidad, bajas laborales, desempleo) y social", según los datos oficiales del Gobierno de Canarias. Cuando esta situación se prolonga da lugar a la aparición de morbi-mortalidad por enfermedades crónicas del aparato digestivo y neurológico. Entre las primeras destacan la cirrosis hepática y la hemorragia digestiva alta; y entre las segundas el deterioro cognitivo y demencias asociadas al consumo crónico de alcohol.
Javi Rodríguez
(La Palma, 1991) Periodista vinculado a la Cadena...(La Palma, 1991) Periodista vinculado a la Cadena SER en Canarias desde el año 2009, apasionado de los fenómenos sociales e innato contador de historias. En 2021 recogí el Premio Ondas Nacional de Radio por la cobertura del volcán de La Palma, junto a los compañeros de informativos de la SER en Canarias.