Cuidadoras: agotadas y solas

Santa Cruz de Tenerife
Puede que la vida sea una tómbola, pero en ocasiones no toca ni el pito, ni la pelota. En esa rifa nos puede caer una existencia de anodinos sobresaltos o una tragedia griega, y en medio de ambas, una amplia gama de historias de superación personal, más o menos pequeñas o grandes.
De entre estos esfuerzos diarios de supervivencia, de cuando en cuando salta a la luz pública alguno que pone en evidencia dos cosas. La primera, que hay quienes tienen altas probabilidades de ganarse un calvario. Y la segunda, que la vida es el único juego de azar en el que nadie quiere compartir con el afortunado ese premio.
Entre ellas se encuentran las madres cuidadoras de hijos con discapacidades, adicciones o terror a vivir. Y entre ellas una palmera que después de mucho esfuerzo no pudo con tanta carga y dejó su roca a los pies de la montaña. Ojalá sirva su caso para no volver a dejarlas solas.

Marta Cantero
He trabajado en diversos medios de comunicación de las Islas, tanto en Gran Canaria como en Tenerife,...




