Políticos lavándose las manos

Las Palmas de Gran Canaria

Sostiene el Parlamento de Canarias, en su informe preliminar, que las contrataciones que se realizaron durante la pandemia y que investiga la Justicia, el denominado 'caso mascarillas', tiene sus responsables políticos. Y deduce algo de sentido común: quienes se consideran responsables de todo lo bueno que dejó la gestión de aquel tiempo singular son, por la misma regla de tres, responsables de aquellos otras decisiones en las que, por las razones que sea, no acertaron. Entre ellas, permitir que se realizaran contratos a empresas no solventes y saltándose controles necesarios para evitar fraudes.

Vivimos, sin embargo, un momento político en el que campa a sus anchas el maniqueísmo, esa simplonería argumental según la cual todo lo que hacen los nuestros está bien y lo que está mal, lo hacen los otros. Ellos mismos han terminado por confundir la política con la propaganda: creen que anunciar planes es gestionarlos y les preocupa más acertar en el relato que en la toma de decisiones. Cuesta asumir que tenemos una clase política que vive o lavándose las manos como Pilatos o anunciando calamidades de proporciones bíblicas cuando gobierna el contrario. Una mediocridad que solo produce aburrimiento.