La discusión por los precios en un bar de Santiago del Teide se salda con once años en la cárcel para el agresor
Tras discutir, el agresor abordó a la dueña por la espalda, agarró del cabello y le cortó el cuello con la intención de acabar con su vida

Santiago del Teide / Bildagentur-online

Santa Cruz de Tenerife
La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a once años de cárcel y a pagar 65.000 euros a un hombre por intentar acabar con la vida de la dueña de un bar situado en Santiago del Teide la noche del 27 de febrero de 2023 después de discutir con la víctima por el precio de la consumición. Poco después abandonó el establecimiento siguiendo a la mujer cuando se dirigía a su domicilio, la llamó por su nombre y sin previo aviso la abordó por la espalda, agarró del cabello y le cortó el cuello con la intención de acabar con su vida para lo que usó un cuchillo de 12 centímetros de largo, según señala la sentencia.
La agredida cayó sobre un banco, momento que el acusado aprovechó para apuñalarla en el torso, lo que consiguió repeler mediante patadas, mientras que sus gritos alertaron a varias personas que estaban en el bar, entre ellas su marido quienes acudieron a auxiliarla, redujeron al procesado y le quitaron el cuchillo jamonero.
Durante el juicio el hombre se declaró inocente y dijo que fue la denunciante quien lo insultó y agredió con esta arma que había sacado de la cocina y que él se limitó a defenderse, por lo que pedía ser absuelto, al no existir pruebas de lo ocurrido como imágenes de cámaras o huellas en el cuchillo.
El procesado atribuye el enfrentamiento a que la dueña, de nacionalidad francesa, quiere que a su local solo vayan turistas y rechaza a los españoles, negó que pudiera perseguirla dado que desde 2011 tiene las secuelas de una operación en la pierna.
La mujer, por su parte, mantuvo que las discrepancias surgieron por el precio de la consumición que al principio se negó a pagar, después la insultó y a continuación tendría lugar la persecución y el ataque, momento en el que al ver la sangre, “pensé que me iba a morir”.
La Audiencia admite que no existe un testigo directo de la agresión pero sí de los momentos posteriores cuando la mujer aparece herida y el hombre está a su lado con el cuchillo.
Un testigo que aquel día estaba en el local asegura que cuando llegó dijo que iba a poner una bomba y otro escuchó que tenía la intención de cortarle el cuello a la dueña, a quien le hizo un gesto con la mano que tiene ese significado.
La Audiencia considera que se dan los elementos para concluir con que existió una intención de acabar con la vida de la mujer, que lo hizo a traición y usando un arma con el que la atacó en dos ocasiones, de las cuales pudo escapar en la última y una más a otro hombre que pudo esquivarla.
También se descarta la atenuante de que el acusado estuviera bajo los efectos del alcohol y por el contrario consideran que el ataque se hizo de forma premeditada y consciente.
La mujer no sólo sufre las secuelas físicas por las heridas de 12 centímetros que tiene en el cuello y otra de 3 en la espalda, sino también psicológicas.
Desde que ocurrió el incidente ha estado bajo tratamiento contra el miedo y la ansiedad, por lo que consideran adecuada la indemnización fijada que coincide con la pedida en su momento por la Fiscalía y la acusación particular.




