Ni fiesta, ni nacional

Santa Cruz de Tenerife
La Fiesta Nacional de un país democrático debería ser literalmente lo que su propio nombre indica: la celebración conjunta de un acontecimiento que un día nos unió. En España ya no se dan las condiciones para que un acto del máximo protocolo, en el que cada uno sabe el lugar que ocupa y qué papel le corresponde representar, escape al pim, pam, fuego en que estamos instalados.
Ya nadie se acuerda de la explosión de alegria que supuso la llegada de las libertades a nuestro país, y miramos a los años ochenta con la nostalgia de algo que fue y no volverá. Desde entonces hasta ahora, los valores, principios y conceptos consensuados han sido retorcidos hasta su perversión y ya no expresan lo pactado, ya sea la patria, la libertad o la tolerancia.
Tampoco ayuda la escenografía sobreactuada de nuestro 12 de octubre: un exhibicionismo trasnochado del poderío militar, que no se corresponde ni política ni medioambientalmente a los tiempos que corren.

Marta Cantero
He trabajado en diversos medios de comunicación de las Islas, tanto en Gran Canaria como en Tenerife,...




