Sociedad

"¿Maestra, estás triste?": así son los niños de la generación del volcán de La Palma

Algo precioso ha pasado con los niños y niñas que enfrentaron el trauma del volcán: son más fuertes y saben convivir con el dolor

"¿Maestra, estás triste?": así son los niños de la generación del volcán de La Palma

Santa Cruz de La Palma

Existe una generación de niños y niñas que lo perdieron todo durante el volcán de La Palma. Son la generación del volcán. Algunos de estos niños ya son adolescentes. "Los profesores de secundaria nos dicen que hay unos niños un tanto raros, que nos preguntan cómo estamos y tienden a abrazarnos", explica Antonio Rodríguez, profesor de psicología evolutiva en la Universidad de La Laguna y coordinador del grupo de investigación sobre las emociones en la educación en la ULL. "Nos dicen: profe, hoy ha dado una muy buena clase. Esos niños han sido bien cuidados aprendiendo matemáticas y lengua, pero también han aprendido a relacionarse reconociendo las emociones", añade. "Han aprendido lo urgente, pero también lo esencial: a relacionarse con los demás. Los profesores de secundaria reconocen a los niños y niñas del volcán cuando llegan al instituto", explica Rodríguez. En Canarias existe una asignatura dedicada a la gestión de las emociones que es obligatoria para primaria desde el año 2014. En algunos colegios, como es el caso del CEIP La Laguna, arrasado por el volcán, la asignatura se imparte desde infantil.

"Esta asignatura ofrece herramientas que permiten a nuestro alumnado aprender a reconocer sus emociones. No solo a decir bien o mal, sino a sentir en el cuerpo sus propias emociones y permitirse sentir esas emociones, que a veces la sociedad reprime", explica Nieves Viña, directora del CEIP La Laguna y profesora de Educación Emocional. "Hemos tenido la suerte de que desde el año 2014 Antonio Rodríguez nos ha acompañado en ese proceso de aprendizaje", añade. "No hay más remedio que vivir la frustración, la rabia, la tristeza, la incertidumbre. Pero si tengo los medios para relacionarme de manera adecuada con esas experiencias oscuras, esa oscuridad no te somete, no te condena: la dueles, pero no la sufres", explica el experto.

Enfrentarse a niños que lo han perdido todo

No solo el alumnado perdió sus viviendas, muchos profesores también. "Maestra, ¿estás triste?", le preguntan a Nieves. "Si", responde Nieves. "Yo también. No importa, yo te doy un abrazo". "El momento más difícil fue cuando tuvimos que convocar a las familias para decirles que estábamos reubicados en otro espacio y enfrentarnos con esas familias que habían perdido sus viviendas. Nuestra obsesión fue..., ya que no tienen las casas, por lo menos que tengan el cole. Intentar que fuera un ambiente lo más agradable donde pudieran estar juntas", explica la directora del centro.

Más información

Las maestras de los centros arrasados por el volcán se parecen mucho a las maestras de la República que ponían el alma en cada rincón. "Nos decían que no querían quedarse en sus casas, allí vivían la tristeza y el dolor de sus familias. El cole fue un momento de desahogo", explica Nieves. "Enfrentarle al alumnado es dejarles hablar", añade. "Estas buenas maestras tuvieron que afrontar un doble reto, acompañar a esos niños y niñas y acompañarse a sí mismas, es un mérito heroico, es un ejemplo del potencial que tiene la educación emocional", matiza Antonio.

¿Cómo se enseña la educación emocional?

Las maestras han enseñado al alumnado a reconocer la tristeza y a relacionarse con la función que cumple: expresar la vulnerabilidad para que el otro la reconozca. "Ese es el valor adaptativo de la educación emocional", explica Antonio. "Le enseñamos al alumnado a aceptar sus emociones, pero también a transitar por ellas y pasar de una a otra: hacemos simulacros dentro de la clase adoptando diferentes roles, estudiando las posibles reacciones", explica Nieves Viña. "Les vamos dando diferentes herramientas para que puedan aplicarlas en su vida cotidiana", añade.

Para Antonio Rodríguez, esta escuela no es una utopía. "Los niños y las niñas querían ir al cole durante el volcán porque allí estaban bien. La reconstrucción emocional sigue siendo un reto enorme, la herida sigue siendo muy profunda que se actualiza cada vez que vemos la experiencia cotidiana", añade. Por ese motivo los profes reivindican una inversión mayor en recursos para expandir cada vez más este tipo de educación que pone lo emocional en el centro del aprendizaje. "La adversidad está en la vida, no es necesario vivir experiencias tan traumáticas para aprenderlo", concluye.

Lo que el volcán se llevó: un valle de lágrimas

El Valle de Aridane ha sido durante años un valle de lágrimas. "Las necesidades son muchas. El volcán se llevó casas pero también nuestra manera de vivir, nuestras fincas, nuestros animales, nuestro sustento", explica Mari Paz Magdalena, portavoz de la asociación Salud Mental La Palma. "Pasamos de tener unas casas que no podíamos abandonar durante el Covid-19 a no tener una casa a la que volver", sentencia. "Hablemos del volcán, de sus consecuencias, pero también de la reconstrucción emocional que pasa inevitablemente por estar ilusionados por volver", explica. "¿Existe realmente una ilusión por volver?", zanja Magdalena.

Javi Rodríguez

(La Palma, 1991) Periodista vinculado a la Cadena...