Democracia y desafecto

Santa Cruz de Tenerife

Muchos españoles oímos Tejero y volvemos al 23 de febrero de 1981, cuando en plena euforia democrática entró en el Congreso de los Diputados este señor con tricornio, bigotes y pistola, dando tiros al techo y ordenando a los desconcertados diputados que "se sienten, coño". La frase quedó para la posteridad como recordatorio del miedo que tuvimos a perder la democracia, cuando aún la estábamos conquistando. A los jóvenes de hoy, sin embargo, no les dice nada ni Tejero ni el 23F: la mayoría desconoce, de hecho, que hubo un golpe de Estado fallido tras la transición.

No podemos culparlos, está claro que no hemos sabido trasmitir la importancia de convivir respetando las diferencias, quizá porque nos hemos enrocado en la memoria de la guerra y en los éxitos o fracasos de la transición. Nos ha faltado pedagogía para difundir no tanto los hechos como los valores que pactamos defender la derecha, la izquierda y el centro.

Pero hay otra verdad incontestable que invita al desafecto de los jóvenes y es que, para nosotros, la Democracia no fue solo un sistema político que garantizaba nuestras libertades, fue el trampolín para progresar económicamente y lograr el bienestar social. Y a ellos sin embargo la Democracia no les ofrece ese futuro esperanzador.