Las causas perdidas
Santa Cruz de Tenerife
Luchar por las causas perdidas conduce inexorablemente a la melancolía
La frase no es mía, sino que se la he cogido prestada a Felipe Benítez, de su novela “El novio del mundo”, que es una manera fina (más literaria) de decir que “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”.
Y lo imposible, en los tiempos que corren, es que España viva feliz con un gobierno estable, o que los políticos que nos gobiernan se pongan en el lugar de los ciudadanos de a pie...
Algo extraño debe pasar cuando llegan al poder, porque, en más ocasiones de las deseadas, el sentido común desaparece.
Incomprensible es que Puigdemont proponga romper con el PSOE y que María Jesús Montero no sólo no blasfeme contra esa nueva extorsión, sino que diga que le tiende mano.
Algo muy gordo debe saber Carlos Mazón del PP de Núñez Feijoó, para que quien aspira a presidir el Gobierno de España no lo haya cesado un año después de la Dana y tampoco le exija que aclare a la opinión pública su minuto a minuto de aquel día. Y si no lo quiere contar, perfecto, pero entonces que coja sus cosas y que dimita.
Tampoco se entiende que Noemí Santana (diputada de Podemos en el Congreso) no se haya interesado en saber por qué bajo su etapa como consejera de Asuntos Sociales del Gobierno canario no se fiscalizó el dinero que se le entregaba a la Fundación Siglo XXI.
Dinero público que tenía por objeto pagar la gestión de los centros de menores y que acabaron en las cuentas corrientes de cuatro listos, que (sabiendo que nadie los vigilaba) decidieron llevárselo crudo.
Y no ha estado fino Alfonso Cabello al justificar que el actual Ejecutivo sigue trabajando con la misma ONG, porque para suspender un contrato de este tipo hace falta “una justificación clara”.
Uno oye al portavoz y se pregunta si no es una “justificación clara” que la Fiscalía haya detectado que dos millones y medio de euros en lugar de usarse en la atención de esos menores migrantes, fueran usados para vacaciones y tratamientos estéticos de varios directivos, y también en alquileres inflados, con los que se enriqueció un empresario.
Porque, si eso no es suficiente, entonces, qué demonios tiene que pasar para alguien de la cara.
Escudarse en que esos directivos ya no están, es colocarse a la altura de Santana.

Miguel Ángel Daswani
Conductor de 'Hoy por Hoy La Portada' y 'Hoy por Hoy Tenerife'.




