Preguntas y respuestas

Santa Cruz de Tenerife

La búsqueda de la verdad en cualquier aspecto de la vida ha movido a hombres y mujeres a lo largo de la historia. Y fue esa inquietud, precisamente, la que llevó entre 1992 y 1994, a la cadena Telecinco a estrenar un programa en España que se llamó “La máquina de la verdad” y que era presentado por el periodista Julián Lago.

El formato era muy sencillo: se sentaba un personaje público en un sillón, se le conectaba a un polígrafo y empezaba a contestar una tras otra a las preguntas que se le formulaban. Luego llegaba un experto y analizaba (pregunta por pregunta) si el invitado decía la verdad o si estaba mintiendo.

Nada de acogerse al derecho de no declarar como ocurre hoy en día en una comisión del Congreso, del Senado o del propio Parlamento canario.

Nada de quedarse callado, que es otra de las opciones que te dan en un juzgado.

Así que, sentados cómodamente en el sofá de casa, teníamos servido el espectáculo: una confesión pública del interrogado; un juicio moral televisado y un ‘show’ emocional, del que no siempre el invitado salía bien parado.

Por aquel sillón pasaron políticos, artistas y empresarios. Pero sobre gente de la farándula, que quería limpiar su imagen si sentía que algún momento podía haber pecado.

La máquina de la verdad de Lago la retomaron años más tarde en el Sálvame de Luxe, y estaría bien sacarla ahora del cajón en el que la guardaron.

A Puigdemont le preguntaría si mantendría el anunciado bloqueo al Gobierno, en el caso de que le dejaran volver a España.

A Pedro Sánchez si se puede gobernar sin apoyos.

A Núñez Feijoó, si incluiría en su equipo a ministros de VOX en caso de que fueran necesarios los votos de Abascal para llegar a La Moncloa.

A Mazón, en qué estaba pensando durante su comida en el Ventorro el día de la Dan y al Emérito cómo puede decir ahora que echa de menos a Sofía.

De Román Rodríguez me interesa saber si en algún momento ha tenido la intención de retirarse de la primera línea.

Y a Ángel Víctor si cree que es ministro gracias a todos los favores que hacía.

Porque son preguntas que nos hacemos todos en nuestro humilde día a día.

Respuestas necesarias para que cicatricen las heridas.