Agricultores de Lanzarote se rebelan contra la UE: "Podrían dejarnos sin nuestras semillas de siempre”

Arrecife

Más de 200 organizaciones agrícolas, redes de semillas y pequeñas empresas del sector han presentado una petición formal a la Unión Europea para frenar el nuevo Reglamento de Materiales de Reproducción Vegetal, un texto que, según denuncian, amenaza la biodiversidad y los derechos históricos de los agricultores. Entre ellas se encuentra SAT El Jable, una de las entidades más activas en defensa de la agricultura tradicional en Lanzarote.

En una entrevista en Hoy por Hoy Lanzarote, Ascensión Robayna, viticultora ecológica y portavoz del colectivo, desgranó los riesgos de una normativa “tan compleja como trascendental”. “Las semillas son la llave de la agricultura y, por lo tanto, de nuestra alimentación”, afirmó, recordando que cualquier cambio legislativo en este ámbito tiene implicaciones profundas.

“El reglamento abre la puerta a un monopolio de las semillas”

Robayna explicó que, aunque la propuesta europea se presenta como una actualización destinada a impulsar la innovación, la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático, “la letra pequeña revela un problema grave”. Según detalló, la flexibilización para incorporar nuevas técnicas genómicas y biotecnológicas podría derivar en un modelo “que deja el control de las semillas en manos de las grandes empresas”.

“Perderíamos biodiversidad y variedades tradicionales que no encajan en el sistema de uniformidad que plantea la norma”, subrayó. Además, alertó que el reglamento exige “una enorme carga burocrática” que los pequeños agricultores no podrían asumir: “Los grandes saldrán adelante, pero los pequeños no. Y con ellos desaparece su derecho a guardar e intercambiar semillas adaptadas durante generaciones”.

Las semillas locales, el arma olvidada contra el cambio climático

La portavoz criticó que Bruselas apuesta por la biotecnología para fortalecer la resiliencia agrícola, olvidando que la coevolución entre agricultores y semillas tradicionales ha sido, históricamente, la clave para la adaptación climática. “Las semillas locales siempre han sabido adaptarse al territorio gracias al trabajo de los pequeños agricultores”, recordó.

El impacto sobre la agricultura ecológica sería especialmente fuerte. “Este reglamento favorece la estandarización, lo contrario de lo que defendemos quienes trabajamos con biodiversidad y recursos locales”.

“Imaginen que en Lanzarote dejáramos de sembrar nuestras lentejas de siempre”

Robayna llevó el debate al terreno insular: “Un agricultor lanzaroteño cultiva lentejas que llevan generaciones adaptándose al suelo y al clima. Si la normativa impone semillas externas y uniformes, perderíamos la identidad agrícola de los pueblos”.

Y las consecuencias no acabarían ahí. Para la viticultora, el reglamento puede comprometer la resiliencia del campo europeo en pleno contexto climático: “Si las semillas no pueden evolucionar con el territorio, perdemos capacidad de respuesta”.

La entrevista también abordó la situación actual del campo lanzaroteño, cada vez más golpeado por la escasez de lluvias. “Estamos en una zona hiperárida y ya no caen aquellos 150 litros por metro cuadrado que caían antes”, explicó Robaina. La falta de precipitaciones obliga a recurrir a agua de riego, que “debe ser de calidad agronómica para no degradar unos suelos ya de por sí frágiles”.

La agricultora recordó que productos emblemáticos como la batata de jable, la sandía o la papa de Los Valles dependen del equilibrio entre agua, suelo y manejo tradicional. “Si cambiamos el modelo y convertimos el secano en regadío indiscriminado, aparecen graves problemas ambientales”.

A pesar del panorama, Robayna se mostró moderadamente optimista respecto a que el Consejo Europeo introduzca cambios antes de aprobar el reglamento. “Quiero pensar que habrá sensibilidad hacia los pequeños agricultores y hacia siglos de coevolución agrícola en Europa”.

Para Lanzarote, sentenció, el futuro dependerá de la cooperación entre agricultores y del apoyo institucional: “Si degradamos los suelos, las generaciones futuras no tendrán las oportunidades que tenemos hoy. Es mejor conservar que lamentar”.