La mejor defensa es un buen ataque

Santa Cruz de Tenerife

Que María Corina Machado haya podido viajar a Oslo para celebrar su nobel de la Paz es una buena noticia. Aunque no lo es tanto, que haya tenido que viajar a escondidas, porque Nicolás Maduro sigue gobernando en Venezuela tras unas elecciones que no ganó.

Que un joven danés haya donado esperma a 67 clínicas de fertilidad de toda Europa para hacer felices a más de 197 familias que querían tener un hijo es, aparentemente, también una buena noticia; lo malo es que se ha descubierto que el donante portaba un gen cancerígeno que nadie detectó.

Que aparezca una nueva denuncia de seis mujeres que se han sentido acosadas por el alcalde de Monforte y presidente de la Diputación de Lugo debería tomarse como una muestra de valentía y transparencia, si no fuera porque en el PSOE llueve sobre mojado. Y porque tampoco es bonito que el líder de la oposición (en lugar de mostrar su apoyo a las víctimas) se dedique a decirle a Pedro Sánchez (en la sesión de control al Gobierno) que su defensa del feminismo la debió aprender en los prostíbulos.

Declaraciones como estas nos hacen darnos cuenta de que muchos dirigentes están convencidos de que la mejor defensa es un buen ataque. Y que los vamos a votar en unas futuras elecciones si hacen gala de fiereza. Es en ese momento es cuando uno se pregunta si habitamos el mismo planeta.

A la gente que me rodea a diario lo que le preocupa de verdad es que los precios hayan subido un 3% en este 2025 y los salarios solo un 2,3, porque eso quiere decir que seguimos perdiendo poder adquisitivo.

Le preocupa que los alquileres hayan subido entre 300 y 400 euros desde 2021, y les fastidia que las administraciones, ayuntamientos, cabildos o gobiernos, no hayan puesto en el mercado las viviendas que prometieron.

Y les molesta que la subida del salario mínimo que propone la patronal sea solo del 1,5 %, por culpa de cuatro caraduras que quieren vivir del cuento.

2026 puede ser un año complicado, pero va a depender mucho de cómo lo gestionemos. Insultar por insultar es perder el tiempo. Si queremos avanzar lo mejor es que rememos.