Cuando al presidente le dan ganas de bostezar es que algo no va bien

Santa Cruz de Tenerife

Seguro que muchos de ustedes se han quedado más tranquilos después de oír a Pedro Sánchez decir que el PSOE no se ha financiado de manera irregular como sí lo hizo el PP de Rajoy y que ser feminista no te hace infalible, porque en cuestión de abusos a compañeras, y presuntas corruptelas, siempre te puedes encontrar, ha aclarado el presidente, con alguna manzana podrida.

Después están las críticas de Sumar. Su socio en el Gobierno de España le exige una remodelación profunda del Ejecutivo y Sánchez responde que mensajes como ese le hacen bostezar.

Tengo que confesarles que hasta hace poco pensaba que el bostezo tenía que ver con el aburrimiento y el hastío, pero nada que ver: el bostezo se produce porque el cerebro baja el ritmo por falta de descanso o por fatiga. Bostezamos también para meter más aire en el cuerpo y regular, de esa manera, la temperatura del cerebro. Y ninguna de las dos cosas nos deja más tranquilos.

El problema de los bostezos es que son contagiosos. Y uno está cansado también de oírle al Partido Popular cada día lo mismo: que hay que convocar elecciones anticipadas, para no caer en un abismo, cuando resulta que lo que necesita oír la gente son propuestas realistas, que nos hagan creer de verdad que (si llegan al poder) todo va a ser distinto.

Luego está Coalición Canaria, que un día le pone una vela a Dios y otro al diablo. Un día quiere que Ángel Víctor Torres vuelva a comparecer en la comisión de investigación del Parlamento y otro lo salva de la quema, por vaya a saber qué trato.

Menos mal que este diciembre ha venido Emilia y cambiamos de relato. Lo más importante ahora mismo para el canario de a pie es poder subir al Teide y al Nublo, ver la nieve con tranquilidad y poder disfrutar del rato.

Aún no sabemos cuál será la palabra del 2025 de la Fundeu, pero “bostezo” ha entrado en las últimas horas a formar parte de las favoritas. La RAE sí ha decidido ya incluir en el diccionario 330 nuevos vocablos. Entre ellos: turismofobia, farlopa, resignificar, brutal, simpa o marcianada.

“Bocachancla” es la que más me gusta, aunque, tal cual está el país, pensaba que ya estaba.