El horario del nuevo McDonald's de Puertochico enciende a los vecinos

Santander

La polémica por la transformación del Mercado de Puertochico en Santander ha alcanzado su punto más álgido. La posible apertura de un establecimiento de comida rápida, concretamente un McDonald’s, dentro del espacio municipal ha generado una fuerte oposición vecinal. El motivo principal: el horario previsto y la magnitud del proyecto, que según los vecinos rompe con la esencia del mercado y amenaza la convivencia en el barrio.

El nuevo local abriría sus puertas desde las 6:00 de la mañana hasta las 2:00 de la madrugada, un horario que los residentes consideran “intolerable” para un mercado municipal. “Este mercado se abre actualmente de 8:00 a 20:00, como cualquier mercado de barrio”, explica Óscar Gutiérrez, miembro de la plataforma Salvemos el Mercado de Puertochico. “Pasar de eso a un horario casi de ‘preafter’ es una barbaridad. Menos mal que han rebajado la idea inicial, que era abrir 24 horas”, añade.

Los vecinos temen que la ampliación horaria convierta la zona en un foco de ruido y actividad nocturna, incompatible con el descanso. “Aquí ya tenemos discotecas cerca, y ahora se sumaría un local abierto hasta la madrugada. La gente no se va a ir a casa a las dos, esto va a ser un caos”, advierte Miro Fernández, otro portavoz de la plataforma.

Más allá del horario, el tamaño del establecimiento es otro punto conflictivo. McDonald’s ocuparía 400 m², lo que supone el 62 % del espacio hostelero y casi un tercio del total comercial del mercado. Esto contrasta con la normativa que limita a 84 m² por puesto, según denuncian los vecinos. “Se está apostando por convertir esto en un centro comercial, no en un mercado municipal”, critica Gutiérrez. El proyecto incluye incluso una terraza en una plaza pública, junto al Centro Cultural Doctor Madrazo y la biblioteca, lo que la plataforma considera una privatización del espacio común.

El modelo original del mercado, inspirado en ejemplos como San Antón en Madrid, contemplaba un espacio mixto con puestos de producto local y pequeños gastrobares. “Queremos un mercado que dé vida al barrio, con comercio de proximidad y empleo para los vecinos, no una multinacional que puede instalarse en cualquier parte de Santander”, subraya Fernández.

La plataforma también alerta sobre irregularidades técnicas: falta de estudio acústico, problemas en la evacuación, chimeneas mal dimensionadas y riesgos contra incendios. “Hay deficiencias graves que no se han resuelto”, señalan en la denuncia presentada ante el Ayuntamiento. Además, cuestionan la legalidad de permitir que una sola empresa acumule varios módulos, algo que, según la alcaldesa Gema Igual, está contemplado en la concesión: “Se puede coger uno o varios módulos, como hacen otros negocios. McDonald’s ha adquirido varios y está tramitando la licencia de obra y actividad”, declaró la regidora.

La tensión llegó a tal punto que los vecinos colgaron una pancarta con el lema “De mercado de barrio a preafter, no da igual”, que la Policía intentó retirar alegando la Ordenanza de Publicidad. Finalmente no lo hizo, aunque se abrió un atestado y se anunció que se enviarán escritos. La plataforma considera que esta actuación vulnera el derecho a la protesta: “No es publicidad comercial, es una denuncia ciudadana”, defienden.

Movilización creciente

La respuesta vecinal no se ha hecho esperar. La plataforma Salvemos el Mercado de Puertochico ha iniciado una recogida de firmas, tanto físicas como online, que ya supera las 800 adhesiones en pocas horas. Además, preparan concentraciones informativas y reuniones con grupos municipales para frenar el proyecto. “Estamos contando con un apoyo brutal. Este barrio apuesta por su mercado municipal y vamos a defenderlo”, afirma Gutiérrez.

El objetivo es claro: recuperar el espíritu original del mercado. “Queremos un espacio con pequeños locales, como marca la ordenanza, y no un macroproyecto que cambie la identidad del barrio”, resume Fernández. La plataforma insiste en que el Ayuntamiento tiene margen para rectificar: “Tienen tiempo y capacidad técnica y jurídica para hacerlo. Solo pedimos que respeten el proyecto inicial”.

Mientras tanto, el debate sigue abierto. ¿Debe un mercado municipal adaptarse a las dinámicas comerciales globales o preservar su función social y cultural? En Puertochico, la respuesta parece inclinarse hacia lo segundo. Y el horario, más que un detalle, se ha convertido en el símbolo de una batalla por el futuro del barrio.