El Clúster Tera reclama al Gobierno de Cantabria una mayor concreción presupuestaria para la Agenda Digital

Cantabria

El sector tecnológico de Cantabria lanza una advertencia. La falta de partidas presupuestarias específicas en las cuentas regionales para 2026 podría ralentizar el impulso digital que la comunidad ha iniciado en los últimos años. Así lo ha manifestado Roberto García, presidente del clúster Tera, en una entrevista en la que subraya la importancia de consolidar la Agenda Digital y garantizar la financiación de proyectos estratégicos.

Tras cinco años de reivindicaciones, el clúster logró en 2024 que el Gobierno de Cantabria aprobara una Agenda Digital, una hoja de ruta con 88 proyectos y una inversión prevista cercana a los 300 millones de euros. “Fue un reto muy importante”, recuerda García, quien destaca que en este primer año se han puesto en marcha iniciativas relevantes: el centro de ciberseguridad, foros de innovación, programas de I+D y proyectos vinculados a la educación y la salud digital. También se han impulsado planes de formación en competencias digitales, como el programa Formar para contratar, diseñado para paliar la escasez de profesionales cualificados.

Sin embargo, el presidente del clúster advierte que, pese a estos avances, no existe una partida global que garantice la continuidad de la Agenda Digital. “Las inversiones están diluidas en diferentes consejerías, pero no hay una línea clara que permita hacer un seguimiento detallado”, señala. Esta indefinición preocupa especialmente en relación con dos proyectos considerados estratégicos: la Oficina del Dato y el Centro de Inteligencia Artificial. “Son iniciativas que pueden situar a Cantabria en la vanguardia tecnológica, pero requieren financiación estable”, insiste García.

¿Puede esta situación afectar a la confianza empresarial? García cree que no de forma inmediata, aunque reconoce que una apuesta clara por la digitalización habría actuado como “trampolín” para atraer más inversión privada. “El sector está creciendo: la inversión en I+D ha pasado de 79 millones el año pasado a 93 millones este año, lo que demuestra una evolución positiva”, apunta. No obstante, advierte que Cantabria no puede perder la oportunidad de subirse “al tren de la innovación” si quiere competir con otras regiones que ya han dado el salto digital.

A la incertidumbre presupuestaria se suma un problema estructural: la falta de profesionales cualificados. “Es una demanda histórica, no derivada de esta situación”, aclara García. Para paliarla, se están impulsando programas desde la Universidad de Cantabria, como el proyecto de hibridación, pionero en España, y otras iniciativas formativas. Aun así, el sector sigue creciendo a un ritmo que multiplica su tamaño cada cuatro o cinco años, lo que exige reforzar la capacitación de la mano de obra.

El clúster mantiene un diálogo abierto con el Ejecutivo regional. “Hay voluntad y compromiso”, asegura García, quien confía en que se incluyan partidas concretas en próximas modificaciones presupuestarias. “Queremos que esto no quede en papel, sino que se traduzca en acciones para el futuro de nuestra región”, subraya. Entre las propuestas del clúster figura la creación de líneas presupuestarias específicas que reflejen la apuesta por la digitalización como motor de cambio del modelo productivo.

Cantabria ha experimentado un notable crecimiento en inversión tecnológica en los últimos años, situándose como la segunda región europea que más ha incrementado su gasto en I+D, solo por detrás de Cataluña. Para García, este dato confirma que la comunidad tiene potencial para liderar la transformación digital, siempre que no se pierda el impulso. “Si no nos subimos a este tren, nos quedaremos atrás”, advierte. El mensaje es claro: la digitalización no es una opción, sino una necesidad estratégica para garantizar el desarrollo económico y social de la región.