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Sniace, las ruinas de una empresa clave en la historia de Torrelavega

La Red de Patrimonio Industrial de Cantabria ha organizado una exposición retrospectiva a través de infografías, archivos, maquinaria y proyecciones

Víctor Moreno: "hay que preservar el legado de Sniace"

Víctor Moreno: "hay que preservar el legado de Sniace"

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Torrelavega

La historia reciente de Torrelavega no se entiende sin Sniace (Sociedad Nacional Industrias Aplicación Celulosa Española).

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La empresa, fundada en el 1939 con un 75 por ciento de capital español y un 25 por ciento italiano, fue durante ocho décadas un motor económico y social de la comarca del Besaya.

Su cierre definitivo, en febrero de 2020, puso fin a una etapa cargada de luces y sombras, pero que sin duda transformó la ciudad en todos los sentidos.

Exposición sobre la historia de Sniace

La Red de Patriomonio Industrial de Cantabria, en colaboración con el Ayuntamiento de Torrelavega, ha organizado una exposición que recorre esos 80 años de historia a través de 16 paneles, infografías, archivos, maquinaria y proyecciones.

Entre ellas, destacan documentales recuperados en formato profesional que muestran desde el corte del eucalipto hasta la salida del papel, así como escenas de la intensa vida social y deportiva de la empresa.

La exposición puede visitarse hasta el próximo jueves 27 de noviembre en el Mercado Nacional de Ganados de Torrelavega.

“Sniace no era solo actividad empresarial"

“Sniace no era solo actividad empresarial, era mucho más”, explica Víctor Moreno, presidente de la Red de Patrimonio Industrial de Cantabria.

Su implantación y rápido crecimiento supuso la transformación de la ciudad con la construcción sucesiva de viviendas para alojar a los obreros en barrios como El Salvador, Santo Domingo o La Palmera de Barreda; en los que se habilitaron también colegio, guardería, iglesia y equipamientos deportivos.

De forma paralela, se levantaron otros bloques de viviendas y chalets para alojar a los directivos, ingenieros y mandos intermedios en la zona de Mies de Vega, lo que actualmente son las calles Pablo Garnica, Paseo del Niño o la Avenida de Rochefort Sur Mere.

Durante muchas décadas, Sniace dejó su impronta en la vida social, cultural y deportiva de Torrelavega con la creación de equipos de hockey, baloncesto o fútbol, entre otros.

Lo que queda de Sniace

Cinco años después de su cierre, solo quedan en pie algunas de la naves del antiguo complejo industrial que ocupaba una vasta superficie de 500 mil metros cuadrados.

Las naves están vacías. Ni rastro de maquinaria, ni un atisbo de la intensa actividad fabril, tan solo quedan paredes semiderruidas, amasijos de hierros, cristales rotos, restos de escombros por todas partes, papeles revueltos en las antiguas oficinas.

Es emocionante y al mismo tiempo sobrecogedor recorrer las instalaciones de Sniace, sobre todo para quienes hace apenas cinco años trabajaban en una fábrica que ahora ya no reconocen.

Un patrimonio que hay que preservar

Moreno subraya la importancia de conservar lo que queda de Sniace, porque forma parte parte de la historia personal y colectiva de la comarca del Besaya.

Por eso, la Red de Patrimonio Industrial inició en 2023 la recuperación de maquinaria, objetos y fondos documentales de la empresa.

Desgraciadamente, buena parte de esa labor de recuperación y catalogación (sobre todo maquinaria) se ha perdido para siempre por los sucesivos actos vandálicos perpetrados en el interior de la fábrica.

Además del legado material, asegura Moreno, Sniace dejó una riqueza forestal única: más de 35.000 hectáreas de eucalipto plantadas en Cantabria. “Ese patrimonio también debe ponerse en valor, porque es sostenible, ecológico y protector de la capa de ozono”, apunta.

Lucha obrera

La historia de Sniace no puede entenderse sin los más de 12.000 trabajadores que han pasado por la factoría desde su fundación hasta su última etapa.

En la memoria de todos queda la lucha de la plantilla por la supervivencia de una empresa cuyo declive empezó a despuntar en los años 80, se hizo visible en los 90 con el recordado encierro de los trabajadores, y se prolongó en las décadas sucesivas hasta su cierre definitivo.

Una lenta agonía y una larga lucha que ha marcado la vida de muchos de los trabajadores y de sus familias. Ellos son parte esencial del patrimonio inmaterial de Sniace.

Un museo para la memoria industrial

La exposición es solo el primer paso. El objetivo es más ambicioso: crear en Torrelavega un museo de la industria que sirva como espacio para la ciencia, la técnica y la memoria industrial de Cantabria. “Sería el embrión y el punto de partida para conservar y difundir este legado”, afirma Moreno, convencido de que la historia de Sniace merece un lugar permanente.

Conchi Castañeda

Conchi Castañeda

Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Redactora de cadena...

 

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