Aborto y telemedicina
La firma de Jorge Laborda Fernández, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular
El pasado martes 17 de mayo, el Gobierno aprobó un proyecto de ley que consolida el aborto y amplía los derechos sexuales de las mujeres. El proyecto, de ser aprobado en el Congreso sin cambios importantes, pretende llevar la interrupción voluntaria del embarazo a los centros públicos, y recuperar el aborto sin consentimiento a partir de los 16 años.
Conviene tal vez recordar los oscuros tiempos y grandes dificultades que históricamente han sufrido las mujeres para interrumpir un embarazo no deseado, fruto en ocasiones incluso de la violencia sexual conta ellas. Como anécdota, hace ya mucho tiempo, antes de que se despenalizara el aborto en España, en 1985, leí la historia de una mujer que había abortado varias veces por el procedimiento de lanzarse de un tren en marcha, cuando este iba cuesta arriba, en una parte del trayecto en la que avanzaba a escasa velocidad. Desconozco si la anécdota es o no cierta, pero ciertamente refleja las dificultades a las que me refería.
Afortunadamente, además de la despenalización del aborto y de la ampliación de derechos sexuales y reproductivos para las mujeres, el avance de la ciencia hace hoy completamente innecesario no ya lanzarse de un tren en marcha para abortar, faltaría más, sino desplazarse a un hospital de Londres o de cualquier otro lugar, o utilizar un procedimiento médico invasivo.
Hoy, gracias al avance de la medicina, el aborto puede provocarse mediante la simple ingesta de dos fármacos en una única dosis. Estos fármacos se llaman mifepristona y misoprostol.
La mifepristona es un fármaco que bloquea la actividad de la hormona progesterona, necesaria para el mantenimiento del embarazo. Puede usarse hasta un máximo de 63 días tras el primer día de la última menstruación. La ingesta oral de solo 200 mg de esta sustancia en una única dosis es suficiente para detener el embarazo.
El misoprostol es un análogo de otra hormona que, en esta ocasión, estimula la contracción del músculo del útero, y provoca así el parto. La combinación de ambos fármacos, tomados de manera consecutiva, separados por un periodo de 24 a 48 horas, conduce a la expulsión del embrión.
La organización holandesa Women on Web pone a disposición de mujeres de más de noventa países un servicio de telemedicina a través del cual pueden adquirirse estos fármacos y acceder a consejo médico para su correcto uso. Esto permite a las mujeres que lo deseen abortar de forma segura en la intimidad del propio domicilio.
El pasado 9 de marzo de este año, la Organización Mundial de la Salud publicó nuevas recomendaciones sobre el aborto, y entre ellas en empleo de la telemedicina como medio para conseguir el aborto con el menor riesgo posible. Según la evidencia acumulada por la OMS, la restricción al aborto no disminuye su número, pero sí aumenta la proporción de mujeres que se someten a procedimientos de alto riesgo para conseguirlo.
Esperemos que, aunque el camino sigue siendo tortuoso, poco a poco, gracias a los. avances médicos y sociales, las mujeres puedan ejercer con seguridad derechos sobre sus propios cuerpos que nunca les debieron ser arrebatados.