Es uno de los oficios más antiguos y se ha convertido en una de las profesiones de moda; la de costurera. Este lunes hemos visitado el taller de Montse, abierto ya en horario de verano a partir de las 9.30h. Nos recibe frente a su máquina de coser de última tecnología y rodeada de prendas colgadas en perchas y protegidas por sendos plásticos.

Apenas ha detenido la tarea de entallar una blusa de lunares de una mujer mayor, a la que está añadiendo unas hombreras durante nuestra conversación. Nos cuenta que tiene mucho trabajo. Tras la pandemia, la gente se inclina por reciclar mucha ropa que apenas han podido lucir durante estos dos años, de quedarnos en casa. "Solo tengo que ajustarla o ensancharla, muchas personas han ganado unos kilos en este tiempo", explica.

Reconoce que la costura "está en lo más alto" y tiene muchas salidas porque es un trabajo muy necesario en el día a día pero advierte que "hay muy poca gente que sepa coser bien". Más allá de un botón, cambiar una cremallera, coger el bajo de unos pantalones o de unas cortinas, no es una tarea fácil. Es imprescindible, tener mucha paciencia, además de aprender la técnica, para que la tarea salga perfecta.

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Más de treinta años entre costuras

En su caso, aprendió a manejar la aguja, con apenas 5 años, al abrigo de su madre, profesora de Corte y Confección, que en las horas de más trasiego en el taller, se ocupa de hacer las pruebas a las clientas o planchar la ropa. En suma, más de 33 años, realizando todo tipo de arreglos. Los encargos, asegura, van a más, porque ahora la gente adquiere la ropa por internet y siempre "hay que rectificar algo".

En su larga trayectoria, Monse confiesa que "he cosido todo lo que puedas imaginar, desde un traje de moto hasta toldos". Pensando en las nuevas generaciones, especialmente en los estudiantes que en estas fechas, tienen que tomar una de las decisiones más importantes de su vida, la elección de su profesión, no lo duda, "es una actividad muy bonita, que en mi caso, me relaja, me aplana los nervios". Asegura que, sin embargo, no todas las personas valen para desarrollarla, aunque, añade, que a los hombres que les gusta coser, son más delicados y ponen más empeño en la tarea. Precisamente uno de los primeros clientes que recibe, un caballero que ha recogido un pantalón, al que ha ajustado el bajo. Y aunque le ha presentado la nota correspondiente, es tal la cantidad de prendas que tiene registradas, que le ha costado encontrarla.

¿Te apuntas al oficio? En la Universidad, se puede escoger el Grado en Diseño de Moda y en Formación Profesional también se puede optar a un Grado Medio en Textil, Confección y Moda para ejercer como confeccionista, ayudante de sastrería, cortadora de prendas y artículos textiles, operadora de máquinas industriales de coser y bordar, cosedor-ensamblador, planchador-acabador etc. Lo dicho, pinta muy bien porque, en palabras de esta profesional, "se necesita gente que sepa coser, en el día a día".