Desfase, rulas, vatios y bakalao hasta el amanecer: auge y caída de los chiringuitos de Puertollano
La última entrega del curso de "Bares, qué lugares" nos devuelve a los años noventa, recordando el apogeo efímero de unos garitos no aptos para almas sensibles
Puertollano
Actualmente, durante tres semanas de feria del año, la juerga de Puertollano se desplaza al recinto ferial. Pero hubo un tiempo en el que, durante tres meses, el epicentro nocturno de toda la provincia estaba en el recinto, y pueden estar seguros que la feria no tenía nada que ver. Entonces, nuestras ferias y fiestas se celebraban en el Paseo San Gregorio, y el recinto estaba apenas urbanizado, lejos de todo, con el polígono Escaparate aún por nacer, y con Carrefour llamándose todavía Continente. En España, porque a Puertollano aún no había llegado. Ni siquiera la laguna de los patos, aún con sus miserias actuales, era como hoy la conocemos, sino que apenas pasaba de charca, juncal, mosquitos, ratas y algún ánade. Y sin embargo, en ese entorno suburbial y casi distópico, en los salvajes 90 floreció uno de los mayores negocios hosteleros de la historia de nuestra ciudad. Flores de arrabal nacidas del asfalto y la química adecuada, al lado del Sánchez Menor emergieron los chiringuitos
Y en su historia hay ilusión juvenil al principio, negocio floreciente, mucha pasta, y mucho, mucho desfase, y poca policía, y poco control. Y hasta bolas de demolición que al final del verano arrasaban cada año con lo construido meses atrás, para renacer de sus cenizas con la llegada del calor del siguiente verano.
Los chiringuitos, en plural, primero fueron dos, luego cinco o seis, y cuando las ordenanzas municipales entraron a reglamentar y tarificar esa nueva realidad social, volvieron a ser dos, pero ya muy grandes. Muy salvajes.
Seguramente
Demasiado
Y por ahí, antes de que se acabase la década, el siglo y el milenio, se llegó al final
Nuestra última entrega del curso de "Bares, qué lugares" nos lleva de vuelta a los noventa, al tiempo de la Ruta del Bakalao, la primera música electrónica, Chimo Bayo, drogas de diseño, muchas pastis compuestas a partir de solo Dios sabe qué, y tantos y tantos amaneceres a cara de perro encaramados a los bloques desnudos de los chiringuitos. Porque, aunque no se lo crean, la Ruta del Bakalao hizo parada y mella en Puertollano. Y Diego Rodríguez, cómo no, y Carlos Lanza estuvieron allí y viven para contarlo en la SER. Bares... qué lugares
Bares, qué lugares/ Los Chiringuitos del recinto, o cuando la Ruta del Bakalao pasó por Puertollano
25:50
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Mario Carrero
Es filólogo hispánico por la UCLM y licenciado en Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid....