Las adicciones y el cerebro
La firma del neurólogo Tomás Segura
Una investigación reciente publicada en una revista científica de gran prestigio esta semana era recogida en la sección de ciencia de El País por lo aparentemente sorprendente de sus conclusiones: determinadas lesiones cerebrales son capaces de curar la adicción al tabaco en los pacientes que las sufren. En realidad, este no es un tema nuevo en Medicina. Cualquier neurólogo ha podido apreciar, ya incluso durante su época de residente, que algunos infartos situados en la región profunda del cerebro son capaces de curar un temblor previo en la mano contralateral del paciente, y no es la primera vez que un parkinsoniano, por ejemplo, te cuenta que, sorprendentemente, después del ictus tiene la sensación de que camina más rápido. Más difícil es atribuir a una zona concreta del cerebro la capacidad de superar una adicción, sea el tabaco, el alcohol o las drogas, porque en general después de un infarto o una hemorragia los pacientes se asustan y suelen tener más propensión que el común de los mortales a hacer caso al médico que les dice “por favor, no siga usted fumando o bebiendo”. Si finalmente dejan de fumar… ¿ha sido mérito del miedo o de la lesión cerebral?
Firma de opinión | Las adicciones y el cerebro
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En cualquier caso el artículo publicado en Nature presenta la novedad de que, más que basarse en localizaciones cerebrales concretas, establece circuitos encefálicos ligados a las adicciones. La moraleja que sobrevuela el estudio es darse cuenta de que lo que condiciona nuestro modo de actuar es algo muy complejo que no depende de una única estructura neuronal, sino de múltiples conexiones a distancia. En mi opinión, el futuro de la Neurología pasa por ser capaz de describir estos circuitos cerebrales más allá de lo que se había hecho hasta ahora, que era definir regiones cerebrales específicamente ligadas a una función.
Porque detallar esos circuitos, denominados hoy “conectoma cerebral”, abrirá grandes posibilidades terapéuticas, que se multiplicarán si en vez de hablar de lesiones, utilizamos técnicas inocuas que permitan estimular determinadas áreas.
Esto es lo que se intenta con la así llamada estimulación magnética transcraneal, una técnica todavía hoy no aceptada en terapéutica médica por las agencias evaluadoras (lo que hace que no aparezca aún en la cartera de servicios de la sanidad pública española) pero sí por la Medicina más avanzada, que la utiliza ya con éxito para tratar el dolor, la depresión o las adicciones. Hoy sin embargo es pronto para saber si la estimulación magnética de esas áreas cerebrales concretas causará un efecto persistente, o una vez cesada la estimulación el paciente podría volver a sus adicciones. La respuesta, como siempre en Ciencia, con paciencia y unos años.