Entender el mundo desde los derechos humanos

Albacete

“Abra el periódico cualquier día de la semana y verá la noticia de que alguien, en algún lugar del mundo, ha sido encarcelado, torturado o ejecutado porque sus opiniones o su religión son inaceptables para su gobierno (...) El lector tiene una desagradable sensación de impotencia. Pero si estos sentimientos de rechazo que experimentan personas de todo el mundo pudieran unirse en una acción común, podría hacerse algo eficaz”. Peter Benenson, fundador de Amnistía Internacional.

Luchar contra la pena de muerte, lograr la ratificación de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas o Degradantes, cerrar una Coalición para Acabar con la Utilización de Niños y Niñas Soldado, la creación de una Corte Penal Internacional (CPI), la entrada en vigor del Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas, cerrar Campos de Refugiados, proteger el Derecho a la Intimidad y a la libertad de Expresión, luchar por el Acceso de las Niñas a la Educación, reconocer por fin que el Sexo sin Consentimiento es Violación, defender la Universalidad del Derecho a la Salud, los Derechos Socioeconómicos, la defensa, derechos y libertad de amar del colectivo LGTBIQ+ y luchar contra el Cambio Climático etc.

Todo forma parte de la lucha incansable por los Derechos Humanos.

No detenerse hasta que el mundo sea un lugar mejor, más justo y equitativo para todas, donde nadie tenga que vivir con miedo por su orientación sexual, credo o ideas políticas, un lugar donde en el centro de un conflicto armado este la protección a las personas.

¿Idílico, irreal, sectario? Yo simplemente no podría entender el mundo de otra manera. Disfrutar de la libertad del activismo, de decir lo que piensas, de ser coherente contigo misma, es un privilegio que no cualquier persona, ni en cualquier país, se lo puede permitir. Lo digo por experiencia.

El hilo es cada vez más fino, y en aquellos lugares donde los Derechos Humanos se entendían como un todo, en donde el Estado de Bienestar era el centro de todo, ahí también se ha roto la baraja… Acceso a la salud, derecho a la vivienda, asilo, refugio, migración, todo cada vez más en peligro y más cerca. La pandemia, la guerra de Ucrania o las vallas, nos ponen cada vez más cerca de realidades que algunas veces se ha pensado solo pertenecen a “otrxs”.

En realidad el trasfondo de todo esto es que no podemos seguir acabando con todo lo que nos rodea, no podemos seguir indiferentes al dolor de otrxs, no podemos dejar que el egoísmo nos haga ciegos e insensibles frente a realidades que nos demuestran con hechos que “hay algo que no está bien” que “hay algo que ya no funciona”.

Las personas activistas y defensoras ni nos oponemos ni apoyamos las ideas de las personas a las que defendemos, ni siquiera nos tienen que resultar simpáticas ni tenemos que estar de acuerdo con lo que piensan, la cuestión es que sí se produce una violación de Derechos Humanos entendemos que debe ser investigada y denunciada, y se debe buscar protección para las víctimas. Es una cuestión de humanidad.

Vivimos un momento convulso y delicado, donde aquello que unió naciones para evitar atrocidades, aquello que parece obvio, aquello que parece nuestro, aquello que lucharon nuestros mayores podemos perderlo a la vuelta de la esquina. Actuar en defensa de los derechos humanos, es casi que actuar en defensa propia.