Hernán, un ejemplo de inclusión en las aulas de Cuenca gracias a la ONCE

Cuenca

A las nueve de la mañana comienza la clase de Matemáticas con los alumnos de sexto de Primaria del colegio de Villar de Olalla perteneciente al CRA Elena Fortún. Virginia Domínguez es la profesora y pide a los diez niños y niñas del curso que salgan a la pizarra a resolver los ejercicios que les había mandado el día anterior. Hernán Belmar es el primero. Tiene 11 años y una discapacidad visual. La falta de melanina por su condición de albino le provoca problemas visuales tanto para enfocar de cerca como de lejos.

“Hernán es un chico excepcional”, como nos ha contado Virginia en el reportaje que hemos emitido en Hoy por Hoy Cuenca. “Más que una discapacidad yo diría que es algo que le enriquece y nos enriquece a todos. Es muy participativo, pregunta, es inquieto y es uno más en la clase. A mí no me supone ningún trabajo adicional”.

“Desde que Hernán tenía seis meses estamos trabajando con la ONCE y con la asociación Alba que nos están acompañando todo este tiempo”, nos cuenta su madre, Ana Heredia, que destaca que, sobre todo, lo que les han aportado ha sido “paz, acompañamiento y mucha información porque cuando te enfrentas a esa situación, todo es un mundo. Afortunadamente vivimos en una sociedad en la que es muy fácil para ellos por las ayudas y herramientas con las que cuenta. Para nosotros es también un apoyo hablar con otros padres”.

Los compañeros de clase de Hernán son también sus amigos y vecinos de Villar de Olalla. Se conocen desde siempre y ellos saben cuáles son sus capacidades. “Es muy majo y amable”, dice Julia, su compañera de pupitre que a veces le echa una mano. “Por ejemplo, cuando apuntamos ejercicios de la pizarra, me pregunta cuáles son y se lo digo”. “Mis compañeros me ayudan y se preocupan por mí cuando necesito algo, sobre todo si no veo algo”, dice el propio Hernán.

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Adaptar métodos

El aula de sexto de Primaria está en la primera planta del colegio de Villar de Olalla y Virginia recuerda que, a la hora de ir a recoger los papeles de la impresora, ubicada en la planta baja del colegio, siempre mandaba a cualquier otro alumno que un fuera Hernán. “Me daba miedo porque no conocía muy bien su nivel de autonomía. Hasta que él se cansó y me dijo: Virginia, yo también puedo ir a coger esas fotocopias. Es que es uno más. No te podría decir que su discapacidad le condicione para nada”.

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Pero Hernán sí tiene algunas dificultades en el aula, por ejemplo, para ver la pizarra. Para facilitarle esta tarea dispone de una lupa sobre su pupitre. Además, cuenta con un iPad para el seguimiento de los temarios. “Los libros en tinta, los que tienen el resto de alumnos, Hernán no alcanza a leerlos con comodidad”, explica Lucía Guijarro, maestra itinerante de la ONCE en Cuenca. “Desde primero se le dotó de un iPad, que le dio como adaptación a su puesto de estudio la Junta de Comunidades. Ahí hace los ejercicios y las lecturas. Sin esa herramienta no habría llegado a donde está ahora y es un alumno brillante”.

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En casa, su familia intenta “que sea ordenado para que se entere mejor de las cosas porque se despista”, dice su madre, “pero es independiente, realiza casi todo solo, sí le echamos una mano con algunas tareas del colegio. Con algunas ayudas como una tele muy grande o audiolibros, Hernán hace una vida normal”.

Las Matemáticas no le gustan mucho a Hernán. Su asignatura favorita es Sociales “por la historia”, dice, y la que menos es Lengua. “A Hernán le gusta el fútbol, las series de kung fu, los videojuegos y estar con sus amigos”, dice su madre Ana Heredia. “Jugar. Jugar, al fin y al cabo, como cualquier niño”.

Maestras itinerantes de la ONCE

Un total de 311 estudiantes ciegos y con discapacidad visual grave estudian en Castilla-La Mancha. Son parte de los 7.271 de toda España matriculados en este curso 2022-2023. Más del 99% de ellos lo hacen en centros ordinarios, “en un modelo de educación inclusiva con apoyo de los servicios de atención educativa de la ONCE”, según informan desde esta organización. “Esto quiere decir que este alumnado sigue las mismas pautas y directrices que el resto de compañeros sin discapacidad visual”.

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En la provincia de Cuenca, la ONCE atiende a veinte niños con dos maestras itinerantes. “Tenemos un niño en Casasimarro, tres en Motilla del Palancar y en otros puntos de la provincia. También en colegios e institutos de la capital como el Ciudad Encantada, el Hermanos Valdés o el Alfonso VIII”, relata Lucía Guijarro cuya labor consiste en que estos alumnos sean “uno más, no hay que poner la nota ni el foco en la limitación que pueda tener a nivel sensorial, cognitivo o físico. Se trata de que es uno más y tenemos que adaptar el entorno, cambiar las estrategias, la metodología y aportar las herramientas que necesite”.