Congreso Nacional de Neurología
La firma de opinión del neurólogo, jefe del Servicio de Neurología del Hospital General y profesor de la UCLM, Tomás Segura
Congreso Nacional de Neurología
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Albacete
La semana pasada se celebró en Sevilla el Congreso Nacional de Neurología, por fin presencial tras dos años sin poder vernos las caras los neurólogos del país. Es indudable que la pandemia ha mejorado mucho las plataformas de comunicación a distancia, pero pese a todo no puede compararse una reunión científica presencial con una distancia. ¿Por qué? Pues porque la cercanía facilita la comunicación, hace más sencillo formular preguntas en la sala o posteriormente, cuando te encuentras al ponente en los pasillos, porque te permite encontrar colegas que están trabajando en temas parecidos al tuyo y establecer con ellos sinergias y proyectos colaborativos y porque, a qué negarlo, es también un buen motivo para volver a viejos amigos, antiguos compañeros de residencia o de otros hospitales a los que uno lleva años sin poner la vista encima. En esta Reunión Anual de Neurología el número de inscritos no ha parado de crecer, como también lo ha hecho el nivel científico. Así que no extraña ahora encontrar a la vez y en salas diferentes sesiones de comunicaciones orales muy variadas y de gran interés.
Pues bien, uno de los temas preferentes de este congreso fue el síndrome post-COVID neurológico. No debe extrañar, porque las estimaciones más optimistas hacen suponer que al menos el 10% de todas las personas que superan la infección por coronavirus desarrollarán alguno o más probablemente varios de los síntomas y signos de este síndrome. Es cierto que abundan más los primeros que los segundos, es decir aquello que el paciente te dice que siente que aquello que el médico puede comprobar con la exploración, al menos con la exploración física básica, y esto ha dado lugar también a un cierto escepticismo entre parte de la comunidad médica con respecto a este síndrome.
No seré yo quien niegue que en muchos pacientes existe un alto componente emocional, incluso de estrés postraumático si me permiten decirlo, fundamentalmente a expensas de aquellos que adquirieron la infección en la primera ola, pero los resultados de varios grupos y también el nuestro demuestran de manera inequívoca que hay un porcentaje muy considerable de pacientes que tienen claramente un trastorno neurocognitivo, que presentan fatiga no explicada por problemas pulmonares, cardíacos o hematológicos, y que sufren dolores musculares o de cabeza que previamente no habían sido un problema para ellos. Tenemos la fortuna de estar realizando en Albacete un proyecto a tres años financiado por el Ministerio de Sanidad a través de una beca de investigación del Instituto de Salud Carlos III.
Nuestro proyecto trata de determinar el origen de esta sintomatología, y tuve la oportunidad de contar algunos de los resultados parciales que vamos obteniendo. Lo primero que podemos decir es que la mayoría de los pacientes que se quejan de niebla cerebral tienen un peor rendimiento cognitivo en los tests neuropsicológicos complejos, y también que hay sutiles pero claras alteraciones en la neuroimagen avanzada. Así que, una vez, más este virus SARS-CoV-2, un virus que pese a ser respiratorio ya demostró desde el principio una enorme facilidad por lesionar el sistema nervioso en los pacientes hospitalizados, es capaz también de hacerlo incluso en aquellos que sufrieron la enfermedad de manera leve, con otro tipo de sintomatología neurológica, no tan abigarrada, no tan grave, pero que a la postre altera la vida de las personas, su capacidad para el disfrute o el rendimiento laboral pleno.
Tenemos todavía muchos meses de reclutamiento de casos, obtención de muestras y análisis de los resultados, pero con los casi 100 enfermos y controles ya estudiados podemos afirmar -como deben hacerse las cosas de manera científica- que sí, estos pacientes existen; que sí, estos pacientes son de verdad y tienen alteraciones en algunos biomarcadores del LCR, lo que ojalá nos permita tirar del hilo de la fisiopatología del padecimiento y hallar finalmente un tratamiento eficaz.