"El éxito fue superar de una puñetera vez las dos Españas"

Toledo

Del miedo a la lealtad. Son inicio y meta de un proceso repleto de palabras clave para pasar de 40 años dictatoriales de Franco a una España democrática ansiosa de libertad y modernidad. Por el camino se incluye la ilusión, la tolerancia y la esperanza, también la incertidumbre, algún desengaño y por supuesto la confianza que tuvieron que tener unos y otros para sacar adelante a un país retrasado con respecto a sus cercanos. Por esto aprovechando el día de la Constitución, desde Castilla-La Mancha hemos querido recordar como se vivió hace 45 años la primera cita electoral libre en nuestro país.

Lo hemos hecho con Juan Ignacio de Mesa, que sería alcalde años después representando a UCD en Toledo y con M. Ángeles Pérez, actual presidenta del PSOE en Alcázar de San Juan y una de las primeras mujeres que fue senadora representando a Castilla-La Mancha. Ambos vivieron intensamente desde su posición esas elecciones en las que hubo que "organizar las diferentes estructuras políticas". Unión de Centro Democrático tenía la figura de Adolfo Suarez, presidente del Gobierno y protagonista fundamental de la transición. El PSOE tenía un importante movimiento obrero que venía de la clandestinidad pero que necesitaba organización. Miguel Ángel Martínez o Manuel Marín fueron caras visibles de mucha otra gente que conocía el barro auténtico de la acción política.

Tanto Juan Ignacio como Mari Ángeles recuerdan aquel 1977 como un periodo de mucha actividad en la que había que compaginar la pura organización de un partido a nivel logístico, programático y estructural a la de acudir a los entornos más cercanos para convencer, por encima de ideologías, de la necesidad de 'democratizar' la sociedad. Desde Toledo o Alcázar de San Juan se podía mirar a Madrid debido a su cercanía (física en el caso de Toledo y logística mediante el tren para Alcázar) pero también a una España rural donde se acentuaba mucho el peso de 40 años de dictadura y donde la división a veces originaba conflictos muy marcados. Sí, eran las dos Españas fuera de un parlamento, en vecindades y mismas calles con mucho dolor guardado y arraigado.

Por ello, de todas las palabras que citan nuestros protagonistas son confianza y lealtad las que más valor pueden adquirir con la frialdad de los años y el peso de lo conseguido. Para unos gracias a esos años de 'descosimiento' anterior y para otros cuando por fin la izquierda gobernó en 1982 para cerrar el círculo de esa transición. Hoy lo recuerdan desde la serenidad pero también con la incertidumbre que el tiempo actual marca. No puede ser de otra manera pero sí lo es con cercanía, serenidad y sentido del oído. Que es a través de la escucha la que rebaja y disuelve el odio.