Navidad
La firma de opinión del crítico cultural Juan Ángel Fernández

Juan Angel Fernandez

Albacete
Escojo este día señalado en el calendario de la tradición oscura... 13 y martes, para sortear la desventura y agradecer la fecha tan cercana a un tiempo de otro tipo de azar mucho más prometedor, históricamente hablando... más amable y afectuoso: la navidad, la llegada oficial de la navidad. La acometida de ése recuerdo feliz de infancias nunca, por otra parte, desdeñada y olvidada. Aquellos años que te anidaron a ésta ciudad para siempre entonces de barro, agua y hasta nieve, donde uno disfrutaba la calle de las chinas (hoy Raimundo Lulio) junto a la plaza de toros mientras alguna vez viste llegar los mansos y vacas camino del coso rebuscando en los portales de la corredera, cercana a aquel Paseo de la Feria en aquellas fechas... curioso: como ahora, triste, seco y abandonado tres meses después del jolgorio de septiembre.
Ya entonces en las infancias todo se convertía en bienandanzas y bienestares, en una suerte de tiempos libres por vacaciones escolares que dedicabas a soltarte incluso con los primeros conocimientos, nuevos amigos que te había regalado el colegio o institutos..., amistades bajo el perfil de la novedad que ya empezaba a desperezarse y estrenos con el cine mirándote siempre a la cara desde el Astoria o el Productor de Arriba, el B, donde ya esperaba Berlanga y su troupe de amigos albaceteños: el critico local José Antonio Tendero, otro nombre para la historia de la ciudad, como José Luis Cuerda padre de Fendetestas o Ramón Gómez Redondo, incluso el inolvidable Jacinto Fernández, rey del Super 8. La retranca del tiempo me lleva a recordar aquellas vacaciones navideñas donde una mañana mi amigo Juan Sáez y yo enviados por su padre para un apaño en una taller de coches de la carretera Madrid nos aplicamos unas sardinas invitados por sus currantes entre el frío seco de diciembre, la escarcha como piso natural y el acero imperante en aquellas dependencias tercermundistas. Los sesenta, con Los Beatles ya en escena o los setenta con un alejandrino pletórico: George Moustaki cantándote aquello de...
He visto reyes serviles y hermosos mendigos
Respirando rosas en las malas hierbas
Sintiendo el viento en mi rostro imberbe
Hijo de un río tranquilo y una ciudad virgen
Árbol desarraigado voy de banco a banco
Sin parar en uno u otro recuerdo...
Qué quieren que les diga... Echo de menos aquel tiempo de bonanza histórica hoy convertido en esa crispación gratuita en el congreso de los diputados que incomoda cada día, cada mañana, el despertar natural a la aventura cordial a la sonrisa abierta y educada... Venga... dejemos la bronca de una vez.
Es navidad.




