¿Inteligencias convergentes?
La firma de opinión del catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Castilla-La Mancha, Jorge Laborda
¿Inteligencias convergentes?
Albacete
Los pasados días, dos noticias han llamado mi atención. La primera trata de los resultados de un estudio que compara la calidad de la educación entre generaciones, realizado en la vecina Francia. Para confirmar lo que también allí todos sospechaban, que el nivel educativo no deja de bajar, el ministerio de la Educación Nacional ha estudiado cuántas faltas de ortografía cometían en un dictado alumnos de diez u once años edad en comparación con alumnos de la misma edad que realizaron el mismo dictado en 1987, es decir, aproximadamente la generación de sus padres. El dictado es fácil y de solo unas setenta palabras, pero los resultados son contundentes y muestran que los alumnos de hoy cometen entre dos y cuatro veces más faltas de ortografía que hace treinta cinco años. Es cierto que la educación no se reduce a la ortografía, no obstante, hay pocas dudas de que una educación de calidad y exigente no puede conducir a que los alumnos de hoy cometan más faltas de ortografía que sus mayores cuando tenían su misma edad.
Por lo que mis colegas y yo venimos observando en la docencia universitaria, la situación no parece diferir mucho en España. Cada año los alumnos que alcanzan la universidad, a pesar de ser los mejor preparados y los más motivados, no llegan con la misma preparación que los de promociones de hace solo dos o incluso una década. Esta es quizá la razón por la que la dirección de la UCLM ha decidido permitir el aprobado con solo un cuatro en la parte teórica o en la parte práctica, siempre que la media alcanzada entre ambas partes sea cinco. Hace solo dos cursos era necesario aprobar con un cinco las dos partes independientemente, pero esto se ha convertido en una tarea excesivamente difícil para muchos, a pesar de la continua disminución del nivel de exigencia que los profesores, de manera consciente o no, llevamos efectuando desde hace también varios años. Quizá con esta estrategia, la UCLM no pierda demasiados alumnos en cursos sucesivos, aunque los que atraiga disten cada vez más de ser los mejor preparados.
La segunda noticia que me ha sorprendido ha sido la aparición en escena de ChatGPT, un prototipo de sistema de inteligencia artificial capaz de comprender el lenguaje y de generar textos exquisitamente delicados, sin faltas de ortografía, que solo los lectores más expertos pueden distinguir del lenguaje genuinamente humano. ChatGPT es, por tanto, un ordenador capaz de aprender a hablar y a escribir con sofisticación, lo que ha hecho en varios idiomas, incluido el español, utilizando la ingente cantidad de textos disponibles en Internet. Es ya posible llevar una conversación inteligente con este sistema que, no cabe duda, irá perfeccionando su inteligencia y habilidades con el tiempo, a medida que su entrenamiento progrese.
Así que, ya lo ven ustedes, mientras se exige cada vez menos a los cerebros de los jóvenes en términos de preparación, de comprensión de la realidad, de razonamiento y de pensamiento crítico, la inteligencia artificial no deja de progresar. De seguir así, pronto careceremos de la inteligencia natural para no dejarnos engañar por una inteligencia artificial que pretenderá hacerse pasar por un ser humano para, entre otras posibilidades, robarnos nuestros datos bancarios. Así, las máquinas habrán finalmente alcanzado el nivel de la inteligencia humana no solo porque la suya aumente, sino porque estamos permitiendo que la nuestra no deje de disminuir.