Activismo de lo cotidiano

Albacete

“¡Nos vemos en las calles! ¡Derecho a la protesta! Pertenezco a organizaciones en defensa de los Derechos Humanos, sociales, medioambientales, animales y culturales. Intento con mi forma de vida ayudar a otros y visibilizar la situación de personas a las que ni tan si siquiera conozco. Me conmueve lo que sucede en el mundo, movilizo firmas y acciones en la calle porque he comprobado que una firma, y el movimiento social y mediático detrás de ella, salva vidas. Creo en las personas y en su fuerza de transformación, ayudar desde la perspectiva del apoyo y la denuncia, no desde la caridad. Creo en que dedicar parte de mi tiempo, mi vida y mi dinero para transformar esa parte del mundo que considero injusta me hace bien a mí y a los demás”.

Estás frases en las que seguramente se ven reflejadas muchas personas, estás acciones que definen y caracterizan perfiles, a estas personas se nos suele llamar: “Activistas de sofá, los que no bajamos al lodo, activistas detrás del móvil, aquellos y aquellas cómodas que sin arriesgar sus propias vidas denuncian y pretenden salvar las de otros, manifestantes de profesión… y tantas cosas más.” Unos nos ponen en la esquina del que no está en terreno y otras en el ámbito de ver y vivir las cosas desde nuestra zona de confort.

De una u otra manera se nos quita valor. Y muchas veces hace que nos cuestionemos si lo que hacemos realmente merece la pena. Es como si tuvieras que estar constantemente repitiéndote: “Sí, por supuesto que lo que haces tiene valor, abres el camino a la denuncia de tantas injusticias que se pretenden ocultar, puedes lograr salvar vidas, especies, animales, puedes movilizar ayuda humanitaria, puedes hacer que las Leyes de tu país y de otros cambien para respetar Derechos que a simple vista parecen básicos pero se incumplen…”

Y entonces nace ese movimiento fuerte que se llama ACTIVISMO DE LO COTIDIANO, actuamos y vivimos en consecuencia, con incoherencias, por qué no, somos humanos, pero no se trata de tranquilizar nuestras conciencias, que quizá también, se trata de que ejerciendo nuestro poder, levantando la voz, actuando de forma pacífica… muchas veces el mundo se ha visto transformado, y no habría sino que mirar un poco atrás… Sufragio Universal, fin de la Segregación Racial, Matrimonio Igualitario, Ley de Protección animal, el reconocimiento del Ecocidio… etc.

Algunas personas llenas de miedo desde sus casas o en la calle, arriesgando su vida, su libertad y a sus familias han denunciado la fragante violación de los Derechos Humanos en Irán, Qatar, Frontera de Melilla, China, Irán, Arabia Saudí, Irak, Egipto, Colombia… Lamentablemente la lista es larga, y en algunos casos, sangrienta, y el hecho de que la sociedad mundial, que está equidistante, les acompañe y se sume, protege en parte su vida y en parte su Derecho a la Protesta pacífica.

El Activismo de lo Cotidiano encierra la filosofía de que todo lo que hacemos… Desde que nos levantamos, con la cantidad de agua que utilizamos para ducharnos, el café del desayuno, la ropa que nos ponemos, cada una de nuestras compras, o lo que decidimos no comprar, el banco en el que depositamos nuestro dinero, el tiempo que dedicamos a otras personas o ser la voz de aquellas que no pueden… son todas poderosas herramientas de transformación social.

Aquellas que conocemos el riesgo de acudir a una manifestación en otros países, entendemos el gran valor que tiene la movilización de aquellas que libremente sí lo pueden hacer, y lo hacen, pensando en cómo es la vida de otros.

“El día a día nos absorbe, bastante tenemos con nuestros propios problemas como para pensar en los de otros, que lo arreglen allí donde sucede, que trabajen, es culpa de su propia gente, quien quiera ayudarles que se los lleve a su casa, a mí no me va tocar el cambio climático, todo es un invento…”

Seguimos sin querer entender, ni tan siquiera desde el propio egoísmo, que lo que ocurre allí, donde sea, repercutirá directa o indirectamente aquí o donde estés, en un mundo interconectado y globalizado, todo es responsabilidad de todas y todos.

Cambiando prejuzgar por sumar, desde lo poco o lo mucho, acabaremos con las injusticias, es una tarea larga y parece que sin fin pero cada vez son más las personas que lo entienden: Hay esperanza.

El activismo es un camino pero tampoco quiere decir que sea el único, cada una debe encontrar el suyo.