Loteria y salud

Albacete

El que hoy les habla no tuvo ayer, como la inmensa mayoría de los que me escuchan, la fortuna de resultar favorecido por el Gordo de la Lotería Nacional. Es habitual en estos casos decir que aunque no hayamos tenido Suerte al menos nos queda Salud. Y es que en realidad no hay nada, ni siquiera el mayor premio de la lotería, que pueda compararse a una buena salud. Porque sin salud nada se disfruta, es lógico que las sociedades más desarrolladas pongan especial énfasis en cuidarla. Y así ocurre en la mayor parte de Europa Occidental, donde se protege, y mucho, sus sistemas sanitarios, que son además públicos, es decir asequibles y accesibles para la mayor parte de los ciudadanos. Pero cuidar el sistema sanitario implica cuidar también a las personas que trabajan en el mismo y ya que estoy dentro voy a decirles una cosa que quizá aún no saben: la Medicina en España atraviesa una situación dramática, casi terminal, provocada por una mala planificación desde hace décadas que se ha visto apuntillada por la reciente pandemia.

El problema de la sanidad de nuestro país tiene bastante que ver con la mala gestión del sistema, pero también con el mal uso que los ciudadanos han hecho durante años y el tratamiento desfavorable que se da a médicos y enfermeras. Mucho se ha hablado de que faltan médicos en España, pero esto no es cierto y se lo aseguro yo, que tengo acceso a las cifras proporcionadas por la Conferencia de Decanos de las Facultades de Medicina de nuestro país; de hecho, España es uno de los países del mundo con mayor número de plazas de estudiantes de Medicina por número de habitantes. La carencia en España no es de licenciados en medicina, sino de médicos especialistas, es decir de médicos con acceso a la formación MIR, en parte porque se forman menos de los debidos y en parte porque hay muchos que habiendo sido formados en España deciden no quedarse a ejercer su especialidad en nuestro país. Sobre este último problema cae como una losa la mala remuneración comparativa de los médicos españoles con respecto a cualquier otro país de Europa, lo que incluye aquellos con producto interior bruto más bajo, como Portugal o Grecia, donde los sueldos de los médicos duplican y a veces triplican los nuestros. Mi generación no tenía mucha información sobre cómo se vivía en otros países, peor capacitación idiomática y transportes mucho más complicados… como resultado de ello era muy difícil que un médico especialista decidiera irse a vivir a Francia, Suecia, Alemania o Inglaterra…. pero esa no es la situación actual y muchos compañeros jóvenes prefieren abandonar su patria para tener ingresos superiores y un tratamiento del sistema mucho más acorde con su cualificación. No en vano, en nuestro país a los médicos se nos pide que trabajemos al menos en un 50% de nuestro tiempo laboral como secretarias; secretarias de lujo, sí, pero haciendo una labor administrativa que nada tiene que ver con la formación médica. En España, para tener un sueldo decente es necesario hacer cuatro o cinco guardias cada mes, es decir, pasar 24 horas seguidas trabajando, un concepto que está claramente sobrepasado y en conflicto absoluto con todas las normas de seguridad laboral, y que deteriora el sueño y la relación familiar. Pero es gracias a eso que se mantiene la Sanidad Pública Española, capaz aún de prestar atención de alto nivel especializado en cualquier momento del día y de la noche todos los días del año.

La sociedad quiere Salud, la sociedad quiere Bienestar, la sociedad quiere disfrutar del ocio y de su tiempo libre, y esa misma sociedad tendrá que decidir si para hacer todo ello no solo es necesario construir carreteras, teatros, aeropuertos y estaciones de AVE en sitios inverosímiles, sino también pagar mejor a sus médicos y a sus enfermeras y darles unas condiciones de trabajo mucho más favorables. Existe un problema adicional, y es el abuso sobre el sistema, ya que el sistema es completamente gratuito. Se trata de un concepto equivocado, porque si abusamos del mismo lo saturamos y acabamos generando listas de espera que en muchas ocasiones acarrean problemas graves de salud. Este escenario, añejo ya al menos veinte años, acaba de ser definitivamente desestabilizado por la pandemia. Y se avecinan convulsiones en el sistema. Pese a lo que cierta parte de la prensa nos vende, el problema no está en Madrid, sino en todo el país, sea cual sea el modelo de gestión y el signo político de las autonomías. Porque el problema es global y muy grave, es necesario un Pacto Nacional por la Sanidad. Pero qué quieren que les diga… viendo el espectáculo que dan nuestros políticos desde hace ya tantos meses no soy nada optimista. Me temo que el pacto no llegará por sí mismo aplicando el sentido común, sino como siempre, por forzar al gobierno de turno. Y no parece que el chantaje más o menos encubierto sea hoy un argumento extraño a la política nacional, y si no pregúntenselo al señor Rufián.

En cualquier caso, son estos días para disfrutar y aparcar los problemas. Una semana más o menos poco va a influir, así que yo aprovecho para desearles a todos desde aquí una muy Feliz Navidad.