Caridad y solidaridad

Albacete

Algunos de los significados de `caridad´ según la RAE son: Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno, limosna que se da, auxilio que se presta a los necesitados o virtud cristiana opuesta a la envidia. En cuanto a `solidaridad´: Se entiende como la adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles.

Bastan un par de días de voluntariado en el “Cotolengo” para sentir una bofetada de realidad, para dar gracias por tanto y para sufrir viendo, aún más de cerca, que el mundo sigue estando mal repartido. El Sagrado Corazón de Jesús tiene como misión ayudar a las personas más necesitadas que se encuentran en Albacete. Además de las religiosas de la casa, son más de 100 las personas voluntarias que colaboran en la atención de las personas desfavorecidas internas que viven en ella, así como en el comedor social, al que acuden a desayunar y comer unas 150 personas a diario y más de 300 en verano, entre ellas, aquellas personas temporeras que vienen a trabajar en nuestros campos, recogiendo mucho de lo que tenemos en nuestras mesas.

Dejando de lado el debate etimológico, religioso o ideológico, el cual habría que abordar con rigor y profundidad, se hace visible a pequeña escala, en una ciudad como Albacete o a gran escala equiparando situaciones entre países, que la exclusión social requiere trabajo de fondo por parte de las y los responsables de las políticas sociales y económicas.

El derecho a comer, a vestir o a una vivienda son Derechos Humanos inherentes a las personas y el Estado debe invertir recursos y esfuerzos en garantizarlos de forma estructural y no temporal.

Las organizaciones caritativas igual que otras tantas ocupan un lugar importante en las sociedades o los espacios de crisis, mantienen un proceso de acompañamiento, conocimiento y apoyo duradero de las personas que lo necesitan que va más mucho más allá de la pura ayuda económica e incluso de la mera solidaridad. Y todo ello soportado en su mayor parte por el trabajo y el tiempo de las personas voluntarias, que mantienen su compromiso por encima de los vaivenes de la financiación pública, las cuotas asociadas o las crisis.

El debate de hasta dónde debe llegar la caridad o la solidaridad se debe “coger con pinzas”, hay instituciones que llegan donde las políticas estatales no, y hay organizaciones que denuncian y trabajan en la defensa de los Derechos Humanos aún a costa de sí mismas, y de sus vidas.

Quedarse con una sensación de impotencia e incapacidad sirve de poco, allí donde estés, donde te sientas útil, donde aunque el corazón se te arrugue seas capaz de tomar un poco de aire y entregar “algo” con una sonrisa, allí eres una persona necesaria, levantando la voz, sirviendo o simplemente dejando parte de ti y de tu tiempo para pensar en algo más que en “ti misma y los tuyos”.

Bien es cierto que en Albacete lo he visto más una vez, movilización ciudadana organizada para ayudar o denunciar desde el lugar que se elija, pero cuanto los problemas persisten, se repiten, y casi que se convierten en normalidad piden a gritos políticas de calado y decisiones institucionales obligadas: Soluciones permanentes en las que por supuesto la sociedad, las organizaciones y las personas implicadas formen parte activa, de forma horizontal, con objetivos y seguimiento. Esto no va solo de “ayudas” va de reconstruir y mantener vidas.