La salud mental es un derecho
La firma de opinión de la activista, portavoz de Amnistía Internacional en Albacete y miembro de distintas organizaciones, fundaciones y colectivos, Évelin R. Molano
La salud mental es un derecho
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Albacete
“No hay salud sin salud mental. Los trastornos mentales afectan a personas de todas las edades, género, niveles socioeconómicos y lugares del planeta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 450 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por un problema de salud mental que dificulta gravemente su día a día, y se calcula que 1 de cada 4 personas tendrá un trastorno mental a lo largo de su vida. Sin embargo, hablar de ello o contar con ayuda profesional sigue siendo un tabú.
La COVID-19 ha visibilizado y ha puesto sobre la mesa algo que varios colectivos llevan reclamando durante años: la importancia de la salud mental. Con la pandemia han aumentado cuadros clínicos como la ansiedad y la depresión. La salud mental es un derecho humano fundamental e invertir en su cuidado y promoción es básico para el buen funcionamiento de la sociedad.
Los Estados son los que deben garantizar este derecho a la población a través de programas de promoción y prevención de la salud mental, invirtiendo en ellos y dedicando los recursos necesarios. Sin embargo, la inversión sanitaria por los Estados es ínfima, lo que hace que este derecho se vea desprotegido. La OMS prevé que en 2030 la salud mental sea la primera causa de enfermedad en el mundo y ya en 2020 denunció que los países solamente destinan el 2% en promedio de sus presupuestos sanitarios a atenderla.” *Datos articulo Vega Alonso del Val, colaboradora de Amnistía Internacional.
Las consultas profesionales se duplican, el consumo de ansiolíticos, sedantes e hipnóticos subió entre noviembre de 2020 al mismo mes de 2021 entre un 4 y un 6% según datos del Ministerio de Sanidad. España lidera la clasificación mundial de consumo de benzodiazepinas, el fármaco más utilizado contra la ansiedad.
En este camino por el que se va agrietando nuestra sociedad, como siempre encontramos colectivos vulnerables que están aún más al margen de ningún tipo de tratamiento: Mujeres víctimas de trata o violencia de género, migrantes, menores víctimas de acoso escolar, personas con discapacidad e internos de prisiones, a esto se suma también un deterioro de la salud mental de las y los sanitarios y un elevado desgaste profesional que se incrementó en la pandemia.
Y saltando al otro lado, el de los tabúes, cuando las personas que lo necesitan se sienten capaces de pedir ayuda se encuentran con barreras como las largas listas de espera en la sanidad pública y la falta de personal especializado contratado, la otra opción es acudir a terapia privada, también con listas de espera, y que por supuesto no está al alcance de toda la población a nivel económico, convirtiendo así la salud mental en un lujo en lugar de un derecho.
Parece que llega el momento de tomarse esto de la salud mental muy en serio, es necesario que los gobiernos prioricen en su inversión, es urgente reforzar la atención primaria con un plan específico que evalúe las necesidades, aumente recursos y plantillas, y reduzca las listas de espera. Es importante que aumente el número de psicólogos/as en los centros de atención y acercarnos así al ratio de la UE. Urgen recursos para atender los problemas de salud mental de la infancia y la adolescencia, y un plan de acceso a colectivos vulnerables.
Como sociedad, también, nuestros radares de empatía y sensibilidad se deben ampliar, mayor atención a quienes nos rodean y a nosotras mismas, escucharnos y escuchar, no estigmatizar ni avergonzarnos, pedir ayuda es el primer paso.
Vivimos en un mundo que nos lanza al abismo de “la imagen”, de lo que hay que comer, de cómo debemos lucir, del deporte y la alimentación por estética más que por salud, vivimos en un mundo que nos ciega, nos anestesia, nos enseña a ocultar los vacíos y el dolor, y está claro que hay que salirse de la “caja”. La salud mental es tan vital como la salud física, y es momento de empezar a prestarnos atención quizá como nunca antes lo habíamos hecho.
Parar, para reparar. Los problemas de salud mental tienen un amplio espectro en el que el autocuidado y nuestras propias alertas también son importantes.
Évelin R. Molano
Colombiana, hija adoptiva de Albacete desde hace 18 años, Licenciada en Ciencias Políticas, MBA Executive...