Opinión

Canta cigarra

La firma de opinión del actor, director teatral y dramaturgo Juanma Cifuentes

Canta cigarra

04:27

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Albacete

Hoy me he levantado con un ritmo, casi andino en la cabeza, aunque el estilo exacto de la canción es de balada con acompañamiento de guitarra.

Dentro de su estructura musical, hay una letra que se repite como un mantra, sin parar:

“A veces, algunas veces, el cantor tiene razón”.

Aunque ya sabemos que: “La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura” que decía el gran don Quijote por algún lugar de la Mancha del que ya ni nos acordamos.

Y es que a veces, muchas veces, te planteas, si como cantor, puedes llevar o no razón en aquello que dices.

Y esta duda existencial hace que te critiques y entonces te retuerces y te cuestionas, más de 19 días con sus quinientas noches, si tiene algún sentido publicarlo.

Y estando en esta divagación, vuelve el “soniquete” andino con toques de balada a desvelarte, en los días en que es menos aconsejable esta tortura, con ese seis por ocho musical.

“A veces, algunas veces, el cantor tiene razón”.

Y reclamas a tu razón para que te ilumine.

Y tu razón te dice, en esa sinrazón que le caracteriza que la razón que reclamas, bebe de la razón colectiva y que es entonces cuando la razón de la sinrazón que pregonaba el desdichado don Quijote, se hace viva, porque:

“No es sólo su corazón lo que sale por su boca, son los ecos que en el aire ha dejado el labrador, la mujer, el oprimido, es el llanto del nacido…".

Esos son y deben ser los ecos de su canción.

Y para ello el cantor, no duda en buscar en algún rincón del alma, por oculto que se haye, la llave de la esperanza.

Una esperanza que no debe convertirse en el primer síntoma de fracaso, sino en un grito de confianza que transmita con fuerza que el cantor.

“A veces, sólo algunas veces tiene razón”.

Y en esa sinrazón se consigue que quién le escuche atentamente se calme, o al menos calme si no el hambre del cuerpo, el dolor.

Y mientras parece que me conformo con esta explicación que la razón me ofrece, sigue la bendita canción resonando en mi cuerpo, y es mi cuerpo el que como caja de resonancia invade el espacio diciendo:

“A veces, algunas veces, el cantor tiene razón” no es solo su corazón lo que sale por su boca. Son los ecos que el aire ha dejado el labrador la mujer, el oprimido es el llanto del nacido los ecos de su canción A veces, algunas veces el cantor tiene razón y busca en algún rincón la llave de la esperanza Y a quien le escucha y le calma si no es el hambre del cuerpo sea el hambre del dolor”.

La canción me pide que diga que:

No te percibas, ahora que esta tan de moda hacerlo, como un mero espectador o una espectadora anestesiada, dormida, nadando sola o solo en el río, conformándote, con que no pase nada en tu vida.

Saca al poeta que llevas dentro y sin violencia canta, canta como la cigarra que anuncia el nuevo día.

Porque: “A veces, algunas veces, el cantor tiene razón”.

Y si somos más de un millón, el canto servirá de guía.

Y aunque solo veamos el nubarrón del día y con ello se acabe nuestra alegría, sabremos con hay una guía para acabar con esta sinrazón.

No, no somos cantores molestos.

Somos cantores honestos que cantan su canción.

Aunque a veces, sólo algunas veces, llevemos razón.

Y con esta razón que hoy me inspira, me dice que te diga lo que esta música intriga en mi corazón:

“De un día nace otro día, y a esa fuerza no la matan, ¡aunque maten al cantor!. Poeta de puerta adentro. Espectadora, dormida, nadando sola en el río, no pasa nada en tu vida? Cigarra, ¡canta cigarra!, que ya está llegando el día…”.

 
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