Opinión

No hay que reformar la 'ley del sí es sí'

La firma de opinión del catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Castilla-La Mancha, Nicolás García Rivas

Nicolas Garcia Rivas

Nicolas Garcia Rivas

No hay que reformar la 'ley del sí es sí'

03:13

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Albacete

La batalla campal en la que se han convertido los primeros meses de aplicación de la llamada “ley del sólo sí es sí”, que en realidad es la Ley de garantía integral de la libertad sexual demuestra muy claramente la toxicidad de este tiempo político, en el que la verdad y la mentira, la tergiversación patente y el trabajo concienzudo dan resultados muy aproximados, con gran decepción para quienes se encuentran “a este lado del espejo”.

La Ley modificó las penas para los delitos sexuales, rebajándolas en algunos casos respecto a las anteriores. Ese hecho no es en sí mismo bueno ni malo, sólo depende de la valoración que se haga respecto a la maldad de las conductas castigadas: ¿queremos que una violación en grupo se castigue como un asesinato? Pues castiguémosla, pero siendo conscientes de que ello perjudica un mandato constitucional que es el de la proporcionalidad de la pena, aparte de ser un factor criminógeno: “si voy a pagar lo mismo por una violación que por un asesinato….” (no sigo, que no quiero dar ideas).

Lo que hacía la Ley era modificar básicamente la estructura de los delitos contra la libertad sexual, que ya no iban a tomar como referencia o eje la violencia o intimidación contra la mujer (víctima propiciatoria de estos delitos, aunque también se comenten contra hombres). De ese modo, siguiendo el Convenio de Estambul, se huía de la necesidad de que la víctima demostrase ante policías, fiscales y jueces que había sido golpeada o forzada. ¿Es que no es suficiente fuerza contra la persona introducir el pene en su vagina aunque no se le golpee o amenace, pero siendo consciente de que esa persona no quiere mantener una relación sexual?. Este es el quid de la cuestión.

El PSOE se ha dejado arrastrar por la vorágine de la alarma social, del recuento segundo a segundo de los violadores beneficiados por la rebaja de penas y ha demostrado muy poca audacia sometiéndose a los dictados de una derecha voraz que -ahora sí- le va a devorar. Porque aunque la Ministra de Justicia (inoperante en todo este problema hasta ahora) diga que es un ejercicio de valentía, en realidad es la cobardía del que huye hacia delante porque carece de criterio y actúa movido por el miedo.

No había que modificar la ley. La Ley es una ley integral con un largo desarrollo por delante; que ladren mientras cabalgamos, que ladren mientras la Ley se desarrolla exigiendo por ejemplo que todos los operadores jurídicos se formen en perspectiva de género para comprender -como no lo hicieron los jueces de Pamplona- que cuando una mujer se queda quieta, paralizada ante un toqueteo o ante una penetración, no lo hace porque esté disfrutando en silencio sino porque su psique le envía un mensaje nítido: “como te muevas o te resistas va ser peor”.

Los cambios que puedan realizarse deberán ser analizados con cuidado, pero sobre todo habrá que saber quién va a acompañar al PSOE en ese camino, porque tanto Esquerra como Bildu estuvieron de acuerdo con el texto de la Ley aprobada. Ellos y también el PSOE, que ahora se rasga las vestiduras con tanta ostentación.

 
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