'M' de migrantes con derechos

Albacete

El pasado jueves, el auditorio de la Sala Saramago de Albacete estaba casi lleno, nos reuníamos más de 200 personas, jóvenes, mayores, vecinas/os, activistas de organizaciones y colectivos para ver “M”, el documental dirigido por Nico Castellano que ha sido invitado por el Colectivo Sin Fronteras de Albacete, CSF AB a nuestra ciudad con el objetivo de romper tópicos y prejuicios sobre la realidad de los niños y niñas que llegan solos a España. Lo primero os invito a ver el documental y compartirlo con fuerza multiplicadora, como una revolución pacífica contra los discursos de odio, racismo, xenofobia y desinformación. “M” está disponible en YouTube para su libre difusión y puede solicitarse la licencia para canales televisivos. Acceso Documental M.

Sé lo que se siente como Mujer Migrante, las dos con M, luchar por un futuro, buscar una oportunidad, defenderte, trabajar, exigir tus derechos o extrañar a tu familia con una nostalgia constante que nunca se te va... Reconociéndome privilegiada “en parte” porque los procesos migratorios no dejan de ser personales y llevar consigo dolor, retos y miedo, da igual cuantas veces vea “M”, se me corta la respiración, no entiendo un mundo así de cruel con niñas y niños indefensos.

Escuchar a Nico, que lleva más de 20 años en zonas de conflicto, periodista y defensor de los Derechos Humanos, que seguro conoceréis, ha sido un privilegio, me quedo con el mensaje de hacernos fuertes los que estábamos en la sala y ejercer un efecto multiplicador desde cada uno de nuestros espacios, con romper todas las fronteras mentales y verbalizarlas, no pretendamos cambiar al racista, sino sumar con todas aquellas personas que no lo somos.

Escuchar la historia Oumar de Camerún, verle tan sonriente y cercano en la sala, también pidiendo un minuto de silencio por las víctimas del terremoto de Turquía y Siria, luego de cerca ver sus heridas en manos y cabeza producidas por balas de goma, reconocer secuelas psicológicas y decirme que trabaja como pintor en el Ayuntamiento de Madrid, pues me produce una mezcla de sentimientos, luego de su drama en fronteras y saltos de vallas, está aquí, luchando, sanando y ayudando a construir en sociedad.

Creo que podríamos empezar por repetirnos y ser conscientes de que son menores, de que llegan siendo niñas y niños, de que les amparan convenciones internacionales a las que España está adherida, como la de los Derechos de las Infancia donde el Derecho a una vida saludable, una educación de calidad y a estar protegidas contra todo tipo de abuso y violencia está en el centro, o la Declaración Universal de los Derechos Humanos que reconoce en su artículo 13º que toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.

El control de las fronteras es un negocio industrial y un fracaso en el modelo migratorio que hemos construido durante más de 30 años, no deberíamos, desde la humanidad que se supone nos caracteriza, seguir siendo cómplices de un sistema que mata personas, que las invisibiliza jurídica y administrativamente, pero que luego quiere utilizarles como mano de obra barata.

Las migraciones son tan antiguas como la humanidad, el derecho a “una oportunidad” es algo libre que cualquier persona debería poder elegir. Porque las personas inmigrantes construimos, trabajamos, cotizamos al sistema, representamos al país a nivel deportivo, cuidamos… pero por sobre todo ya no somos un colectivo aislado. La situación de los menores que llegan para luchar por una vida mejor no es nueva y están demostrando que van a formar parte todo el engranaje, con ejemplos maravillosos de vida, sí o sí.

Sus países viven los efectos del cambio climático del que no son responsables, hay una frase que odio pero que cada día se justifica más en informes internacionales “África es el vertedero de Europa”: Residuos electrónicos, neumáticos, textil, plástico, ríos de tinta del color de temporada pero seguimos sin querer que se puedan mover de donde están.

He visto en sus ojos esperanza y fuerza para salir adelante, y también dolor, miedo y tristeza, he visto que se sienten marginados de forma injusta, no quiero utilizar el acrónimo con el que no se sienten identificados.

Los que sabemos, los que podemos, los que entendemos, los que conocemos, nos debemos prohibir-permitir ni el más mínimo mensaje racista o equivocado que utiliza a las mafias, la delincuencia, el efecto llamada y las falsas ayudas como argumento de que en este país no somos necesarias todas y todos.

“No señor, el problema no es la inmigración, es la educación, ser distinto no es ser inferior.” El Chojin.