Sociedad

Bienvenidos al Kotillo, Reino de "Lagunilla". Sean libres, no armen gresca y sobre todo no pisen a la gata

"Bares, qué lugares" regresa al local más libre de la noche de Puertollano, ligado indisolublemente a la figura de su dueño, el recordado Enrique Laguna

Detalle de la fachada del Kotillo

Puertollano

El "Kotillo", y en especial el gran "Lagunilla" se merecía un programa especial, y eso es exactamente lo que hemos hecho. En una edición de gran formato, sin cortes ni censura, "Bares, qué lugares" viaja en el tiempo un par de décadas para adentrarse en uno de los garitos más míticos de la historia de la noche de Puertollano. Sin discusión

Detalle de la fachada del Kotillo

O varios garitos, porque en rigor, hubo varios Kotillos. De hecho, el primero todavía se escribía canónicamente, es decir, con C, en el local que ahora mismo ocupa, para entendernos, la franquicia de Springfield en Puertollano. Pero la leyenda del lugar no nació allí, sino en el bar del Puertollano industrial Club de Fútbol de la calle Aduana, con Enrique Laguna dentro de la barra. Allí empezó todo, con Rafael Cabañero, Falín para toda la tropa nocturna excepto para Lagunilla, que le llamaba de otra forma. Para saber cómo, tendrán que escuchar el programa entero. Nos lo van a agradecer

Leyendas del Kotillo: Lagunilla, a la izquierda, y Falín

En ese lugar se plantó la primera semilla. Se abrió la veda del Cotillo, en paralelo al nacimiento de la Asociación Deportivo Cultural Frente Minero, una leyenda en las gradas del Sánchez Menor, y ahora en el Nuevo Cerrú. Pero la cosa creció, y llegó la mudanza destino calle Santa Ana, que todavía hoy sigue siendo una de las de referencia en bares, restaurantes y pubs de Puertollano. La calle a la que la noche Numancia se cruzaba para fumarse los porros. La calle del Gredos, del Dublín y al fondo, del Luis, pero sobre todo, su calle. La calle del "Lagunilla"

El Kotillo, cuando aún se escribía con C

Porque el Kotillo tenía alma. Un alma libre, sin ataduras, cervecera y kalimotxera, con su buena música y su buena hierba, aparte de otros vicios. Un local mestizo, ecléctico en su decoración y camarada en el trato, con Nando o José Luis González Josito en la música, también el gran Percha en su momento, y Lagu y a veces Falín detrás de la barra. Un antro, en el mejor sentido de la palabra, punkarra, rockero, radical y clandestino, pero sin malos rollos. Una bandera rasta ocupó en su momento toda la fachada. Después vino un enorme cementerio de coches, obra del gran Fernando Estévez. Y una bomba a punto de estallar, y Julijustri como icono, y la gata como mascota. La mejor alimentada de todo Puertollano. Cuidado con el plato de leche

Fachada histórica del Kotillo

Desde 1991 hasta bien entrada la segunda década del siglo, el Kotillo marcó el paso. Veinte años no caben en un programa de radio, pero en "Bares, qué lugares" lo hemos intentado. Miren qué cuadrilla

De izquierda a derecha, Virgilio Vizcaíno, Rafael Cabañero y José Luis González

Rafael Cabañero, José Luis González y Virgilio Vizcaíno son, seguramente, los mejores notarios posibles. Y si no se lo creen, recuerden esta frase: "El correcaminos y el canario cabezón son unos hijos de puta". Grábenla en su memoria y escuchen

Bares, qué lugares/ Regreso al Kotillo, el reino de Lagunilla

31:45

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Kotillo tenía su propia tribu, pero si hubiera que elegir a una sola persona como resumen perfecto de ese modo de vivir, sería Lagunilla. Camiseta negra, vaqueros medio rotos, la voz oxidada de quién se ha bebido muchas noches y ha visto muchos amaneceres, y una risotada permanente. Auténtico, ilimitado, feliz sin imposturas, amigo de todos sus clientes, y de medio millón de amigos. Divertido y genial. Único. Lagu se fue hace ya cinco años. Demasiado pronto, como tantos otros. A su muerte, un movimiento en change.org recogió firmas y adhesiones para cambiarle el nombre a la calle Santa Ana, y ponerle el suyo. Todavía no ha pasado, pero ojalá suceda. Porque nadie le ha olvidado, y si no, miren la foto. Un memorial escrito en un post-it pegado en un ladrillo de lo que no mucho tiempo atrás era su reino. Si quieren seguir leyendo, límpiense las lágrimas

Kotillo: recordando al Lagunilla

Porque el Kotillo cerró, y fue demolido. Y Lagu se fue, y todos salimos menos por las noches y cada vez nos sientan peor las mañanas, y casi nadie pide ya litros de kalimotxo. Y Antonio González "El Feo" también se ha muerto. Bendito sea. La vida cambia tanto que el otro día Fermín Muguruza estuvo a punto de llevarse el Goya. Quién sabe si hubiera entonado el "Sarri, sarri" que tantas noches sonó en un garito de leyenda, y que hoy cierra nuestro "Bares, qué lugares" por un par de mesecitos. A la vuelta, seguiremos acordándonos de ti, Enrique Laguna Catalá. Imposible olvidarte, Lagunilla

Mario Carrero

Mario Carrero

Es filólogo hispánico por la UCLM y licenciado en Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid....

 
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