¿Y tú de qué vas?

Toledo

No me gusta el carnaval. Me explico; no tengo especial afición por disfrazarme porque pienso que todos vamos todos los días de nuestra vida disfrazados de algo. Disfrazados de cosas que no somos o que no sentimos. Porque ser realmente quien eres, en general, no nos engañemos, penaliza. El pensamiento propio es difícil de asimilar en esta sociedad de tribu en la que vivimos. Así que para estar “dentro” nos disfrazamos de lo que toque. Entre los disfraces más habituales a nuestro alrededor están el de listillo o listilla, de intelectual, de interesante, de graciosillo. Y también hay quien se disfraza de borde, pijo, distante …la mayoría, de verdad, no nos caracterizamos por estas cosas , pero son las que nos empujan a ocupar un determinado lugar en el grupo en el que nos ha tocado estar. Eso a nivel global; si ya vamos a escenarios concretos, como la política y los políticos en un año como el que estamos viviendo, habrán podido identificar ya los disfraces que llevan puestos entre los que destaca el de “la cercanía”.

Este es el año en el que los políticos y políticas que nos rodean, para contarnos que les importamos, que les interesan nuestras vidas y nuestras preocupaciones se disfracen de “colegas”. Disfraz de colega, objetivo conseguir voto. Vamos a asistir en los próximos 100 días, hasta el 28 de mayo, a múltiples escenas de acercamiento descarado de los “líderes” a la manada. A mi no me parece mal, quizá en una de esas carambolas del destino este acercamiento sirva para contarles algún problema que realmente puedan o quieren solucionar. Pero si quieren hacer la prueba de que en estas precampañas y campañas la política es un puro carnaval les sugeriría un sencillo experimento. Si un alcalde, presidente, consejero, concejal, quien sea, se acerca en estos días a usted porque ha coincidido en el mismo espacio físico y se interesa por trabajo, su salud, su familia o sus aficiones, usted disfrácese de digno y pregúntele

¿ Nos conocemos de algo? Verá la cara que se le queda. Esté atento la cara real solo durará unos segundos , luego volverá la máscara , el disfraz una gran sonrisa y un “No, pero estoy encantado de conocerle”. Ay la vida, la política, puro artificio y disfraz…Ya les he dicho que no me gusta el carnaval, pero no puedo evitar hacer una mención especial en este artículo carnavalero a la “Asociación de Vecinos El Tajo”, que gran idea lo del “gran atascón”. Para estas reivindicaciones justas y teñidas de humor sí me gustan los carnavales. Es una opinión de una Toledana de Toda la Vida