Opinión

Alerta farmacéutica

La firma de opinión del neurólogo, jefe del Servicio de Neurología de Albacete y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, Tomás Segura

Tomas Segura

Tomas Segura

Alerta farmaceútica

04:34

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Albacete

Desde hace semanas una alarma recorre los foros farmacéuticos, relacionada con una alerta emitida por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) frente al uso de determinados fármacos vasoconstrictores que son de uso habitual en las congestiones nasales. Más en concreto, la alerta tiene que ver con complicaciones asociadas a la pseudoefedrina, un compuesto habitual en muchos de estos medicamentos, y la posibilidad de que este producto sea capaz de generar daño cerebral por vasoconstricción.

Han sido muchos los medios de comunicación que en los últimos diez días han contactado con la Sociedad Española de Neurología al respecto de esta noticia y su posible riesgo potencial para la población. Pues bien, lo primero que hay que afirmar es que la relación del infarto cerebral con los anti-congestivos nasales se conoce desde hace mucho tiempo y, de hecho, por ejemplo, el que hoy aquí les habla hace más de 30 años que no consume ninguno de estos antigripales, precisamente porque dedicado como estoy fundamentalmente al tratamiento del ictus, algún caso de este tipo ya he atendido a lo largo de mi vida profesional, y resulta inevitable que uno sea más precavido ante enfermedades que conoce.

Lo segundo que debería explicarse es que la complicación potencial de estos fármacos es realmente muy infrecuente. La pseudoefedrina es un simpático-mimético, es decir, un compuesto que tiene la capacidad de provocar constricción en las pequeñas arterias que nutren la mucosa nasal y por tanto también la capacidad de limitar la congestión de esta mucosa. Pero puesto que lo tomamos por vía oral, su efecto vasoconstrictor se hace en teoría extensivo a cualquier otra arteria del organismo, y en determinadas ocasiones y en determinados pacientes -por ejemplo pacientes migrañosos, por ejemplo mujeres que acaban de dar a luz, o por ejemplo pacientes con daño arterial basal porque son diabéticos o hipertensos inveterados- el simpático-mimético podría provocar daño en las arterias del cerebro. La vasoconstricción cerebral puede dar muchos síntomas, el más frecuente es un dolor de cabeza muy intenso y súbito (en trueno decimos los neurólogos) pero también es capaz de generar convulsiones o infartos cerebrales.

Pero, se preguntarán, si esta complicación es conocida de antiguo por los neurólogos y por la Medicina en general y estos fármacos llevan tantos años en el mercado…¿por qué la alarma ahora?

Es muy probable que se haya tratado simplemente de la coincidencia de varios comunicados de fármacovigilancia llegando a la vez a alguna de las agencias del medicamento europeas. Los comunicados dependen de la voluntad del médico para hacerlos y es probable que se haya tratado de una mera casualidad, pero la EMA está obligada a investigarlo, porque quizá no se trate de una casualidad, sino, por ejemplo de la concurrencia de una situación premórbida en la población que utiliza estos fármacos (es decir, una situación que ahora les hace más susceptibles a los efectos vasoconstrictores en el cerebro de los fármacos simpático miméticos). ¿Cuál podría ser la causa de esta mayor susceptibilidad? A mí al menos se me ocurren dos: la primera, que la infección que prácticamente todos hemos pasado en los últimos meses haya tenido este efecto, y no en vano el virus del COVID ya ha demostrado tener una especial capacidad para lesionar las arterias cerebrales. La segunda, tendría que ver con un uso más indiscriminado de estos fármacos por parte de la población, que, carente muchas veces de acceso rápido a su médico generalista, decide automedicarse con más frecuencia y menor conocimiento. Es probable que un médico de familia nunca prescribiera un simpático-mimético a una persona muy anciana, o diabética o muy hipertensa, a una mujer que acabara de dar a luz o a una migrañosa que utiliza ergóticos, pero estas incompatibildades y precauciones no tiene porqué conocerlas el paciente, aunque ahora todos creamos saber mucho de todo. En el caso concreto de la pseudoefedrina yo apuesto por esta segunda opción: el colapso de la medicina fomenta la auto-prescripción y esto, como era de esperar, multiplica los problemas médicos.

Precisamente del colapso de la medicina les hablaré en otra ocasión, pero por el momento permítanme que les desee un muy feliz fin de semana.

 
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